Correo
Pensar positivo
El cuerpo y la mente son similares a una máquina que con los años hay que ir ajustando. Uno se cansa de vivir con tantas tragedias, con dolores por la edad, que una intervención quirúrgica o un tratamiento de una enfermedad. Tenemos que tratar o ser definitivamente positivos, porque la vida no está para desperdiciarla. Es muy valiosa.
Siempre hay alrededor nuestro gente que nos hace feliz. Partiendo por la compañera (o) de vida. Están los hijos, nietos: en fin, hay seres queridos y amigos de verdad que están todos los días animándonos a seguir en la lucha por vivir. Por qué no pensar lo importante que somos. Nunca cambies por cambiar, sé siempre un auténtico ser humano.
Piensa que tarde o temprano la gente sabrá de verdad quién eres. Nunca creas que es tarde para volver a empezar. Nunca dejes de soñar para realizar que ese sueño se convierta en realidad. Nada es imposible para Dios. Por todo eso hay que amar la vida que no pudiendo ser larga, hay que disfrutarla y vivirla con intensidad y confianza.
Se ha perdido el respeto y el aprecio por la vida humana. Vemos como intencionalmente destruyen nuestro lindo país. Cuánto tiempo se debe esperar para volver a recuperar tierras productivas. Todo se sabrá algún día. Nadie puede creer que en una noche se quemen en distintos lugares de ese Sur maravilloso, cientos de cientos de hectáreas.
Dios nos pille confesados y que ese deseo de morir de muchos, por tantas desgracias que estamos viviendo, se conviertan en esperanzas de las cuales podamos tener la ilusión y realidad de vivir en nuestro país donde reine la concordia, el entendimiento, desaparezca la envidia enfermiza y se convierta en esperanza de ser ciudadanos de un país libre y de hermanos. Nunca debemos perder la fe.
Dios está con nosotros y nos entrega en forma simbólica un arma que nos ayudará mucho, como es el amor, paz, felicidad y cariño.
Mariano González Riquelme
Niños, jóvenes y pantallas
Durante las vacaciones tuve la posibilidad de detenerme a observar a muchas familias con niños y adolescentes. Vi como las pantallas se han apoderado de la vida cotidiana: niños en las pantallas mientras sus padres conversan o están en sus propias pantallas, guaguas con pantallas para que coman más rápido, niños riéndose solos frente a una pantalla mientras su familia pasea.
¿Qué está pasando con nosotros, los adultos responsables? ¿En qué minuto nos perdimos? ¿Comprendemos realmente las implicancias de esto para la actual y futura sociedad? Me permito compartir parte de lo que las investigaciones han dicho.
Lo primero es tener conciencia que el desarrollo de la conectividad cerebral es clave para poder procesar y hacer asociaciones para así poder comprender. Esto nos abre al mundo. Y en ese sentido, sabemos que la lectura, la socialización, los diálogos y el ocio fortalecen esa conectividad cerebral, la que nos lleva a un mejor desarrollo de las funciones ejecutivas, siendo estas últimas, habilidades complejas que permiten autorregularnos, gestionar nuestras emociones, aprender y propender a una salud mental adecuada.
Segundo, es que las pantallas se han diseñado para generar adicción y lo logran. Nos acostumbran a la inmediatez, a la gratificación instantánea y, por lo tanto, no desarrollamos la capacidad de posponer la recompensa, de esperar. En definitiva, entorpecen la voluntad, disminuyendo así la conectividad cerebral y por ende la capacidad de regularnos.
Necesitamos que nuestros niños, niñas y jóvenes sean futuros adultos con criterio, con capacidad de regularse y discernir, con tolerancia a la frustración y perseverar. ¿Lo van a lograr si se continúa con esta realidad? ¿Y frente a eso, los adultos, en qué estamos?
Andrea Pardo Lagos, académica de la Universidad de los Andes
Demolición de "narcocasas"
Tras la acción tomada por el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, de demoler las denominadas "narcocasas", pareciera que la medida cobra fuerza en otras zonas del país afectas al flagelo de las drogas. Sin embargo, habría que analizar también qué tan efectivas son realmente este tipo de medidas, más allá de la espectacularidad mediática.
Lo anterior, toda vez que las "narcocasas", en general, son viviendas compradas para blanquear ingresos, en este caso a través del arriendo de la propiedad u otros usos. Por otro lado, mientras demuelen una vivienda los narcos tienen capacidad para construir una villa si ellos quisieran.
Es aquí donde se pone a prueba el talante y liderazgo político: definiendo si es más importante el show o el bienestar de las personas.
Rodrigo Durán Guzmán
Muerte de carabinero
Mientras todo Chile se conmueve con la muerte del carabinero en Concepción, atropellado en un procedimiento policial, el Gobierno cita a La Moneda al general director de Carabineros y, para peor, presenta proyecto con suma urgencia para declarar al 9 de julio (Día de la Bandera) como el Día de la Visibilidad Lésbica.
Seguramente después van a decir que no lo vieron venir.
Agustín Palma
Incendios y salud mental
En varios países, como España, Canadá, Australia y Chile se documenta que experimentar malestar emocional intenso posterior a un evento estresante como un incendio forestal puede perdurar incluso a los 36 meses después de lo ocurrido. Las víctimas responden a cuestionarios autoadministrados con una mayor presencia de ansiedad, miedo, depresión, y sintomatología postraumática que la población general.
Adicionalmente, se precisa que habría una vulnerabilidad mayor en niños y adolescentes. Esto nos invita a reflexionar que junto a medidas de mitigación medioambientales a mediano plazo, el monitoreo de las consecuencias psicológicas de las víctimas puede volverse una necesidad. Sistematizar un seguimiento a nivel comunitario puede volverse una motivación para investigadores y clínicos, a fin de materializar respuestas para estas catástrofes que trasciendan los primeros auxilios psicológicos y el manejo sintomático inicial.
El temor al daño, a que otros significativos mueran, el sufrir pérdidas, la desesperanza, la rabia, la impotencia o el miedo, no se acaba una vez extinguido el fuego, estas experiencias erosionan el funcionamiento psíquico de manera persistente como un foco de vulnerabilidad y conflicto que compromete el bienestar y la adaptación.
Mary Taylor Montoya, académica de la Universidad Andrés Bello