ADN de Beethoven no aclara causa de su sordera, pero revela mala salud
HISTORIA. También reveló que sus cinco parientes vivos no comparten su cromosoma Y.
Agencias
Ludwig van Beethoven pidió a su médico, J.A. Schmidt, que tras su muerte describiera públicamente su progresiva pérdida de audición y sus problemas de gastrointestinales para que "en la medida de lo posible, al menos el mundo se reconcilie conmigo".
Desde entonces, las causas de la muerte de Beethoven son un misterio.
Más de dos siglos después, un equipo de científicos cumplió su deseo y, tras analizar el ADN de cinco mechones de su pelo -previamente autentificados-, no ha encontrado explicación a su sordera ni a sus problemas gastrointestinales, pero sí descubrió que el célebre compositor tenía predisposición genética a las enfermedades hepáticas.
Los detalles de la investigación, realizada por la Universidad de Cambridge, Reino Unido, el Beethoven Center San José y la American Beethoven Society de California, la Universidad KU Leuven, de Bélgica, la Universidad de Bonn, la Beethoven-Haus de Bonn, y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), se publican en Current Biology.
"Nuestro objetivo era arrojar luz sobre los problemas de salud de Beethoven, entre los que se encuentra la pérdida progresiva de audición, que comenzó a mediados o finales de sus 20 años y le llevó a la sordera funcional en 1818", explica Johannes Krause, del Instituto Max Planck.
El alcohol
Además, el equipo también buscó el posible origen genético de las dolencias gatrointestinales crónicas de Beethoven y de la grave enfermedad hepática (posiblemente cirrosis) que culminó con su muerte en 1827, a los 56 años.
El ADN no halló respuesta a ninguno de estos problemas de salud, pero descubrió factores genéticos de enfermedad hepática y pruebas de que había sufrido una infección por el virus de la hepatitis B en los meses previos a su muerte que se vieron agravados por alcohol y el riesgo genético del compositor.
"Podemos deducir de los 'libros de conversación' de Beethoven, que utilizó durante la última década de su vida, que su consumo de alcohol era muy regular, aunque es difícil estimar los volúmenes consumidos", explica Tristan Begg (Cambridge), autor principal del estudio.
Aunque la mayoría de las fuentes apuntan a que su consumo era moderado para los estándares vieneses de principios del siglo XIX, es probable que alcanzara cantidades que hoy en día se sabe que son perjudiciales para el hígado.
Respecto a la pérdida de audición, el análisis de ADN no logró identificar una base genética clara, aunque los investigadores advierten de que el estudio no es suficiente para descartar esta hipótesis.
Los autores tampoco hallaron una explicación genética a los problemas gastrointestinales de Beethoven, pero señalan que la celiaquía y la intolerancia a la lactosa "son muy poco probables".
"No podemos decir definitivamente qué mató a Beethoven, pero ahora podemos al menos confirmar la presencia de un riesgo hereditario significativo y una infección por el virus de la hepatitis B", conlcuye Krause.
Otra sorpresa
"Teniendo en cuenta el historial médico conocido, es muy probable que se tratara de alguna combinación de estos tres factores, incluido su consumo de alcohol, actuando de forma concertada, pero futuras investigaciones tendrán que aclarar hasta qué punto estuvo implicado cada factor", añade Begg.
Además, el ADN de Beethoven guardaba otra sorpresa: su cromosoma Y no coincide con el de ninguno de los cinco parientes vivos que llevan su apellido y comparten, según registros genealógicos, un antepasado común paterno.
Es decir, en algún momento de las generaciones por parte del padre de Beethoven hubo un "acontecimiento" extramatrimonial, reza el estudio.