Recuperación de Angelmó
Más allá de la demolición de los palafitos, el sector pide a gritos una renovación que le dé valor a su historia en Puerto Montt.
Después de seis años desde que se clausurara el acceso a los palafitos en el mercado de Angelmó, finalmente el Concejo Municipal de Puerto Montt acordó esta semana que esas estructuras sean demolidas, producto del evidente peligro de colapso que representan. El derribo deberá concretarse en un plazo de 60 días, en lo que será un nuevo capítulo en el complejo momento que está viviendo el que quizás sea el lugar más típico de la capital regional, centro neurálgico de un movimiento artístico nacional y polo de una gastronomía que llevó a la ciudad por todo Chile.
Cuando en febrero de 2017 se determinó la clausura de los palafitos, y luego de que se instalaran contenedores como solución provisoria, se anunció un plan de mejoramiento integral para el sector, en lo que se ha convertido en una especie de loop incansable: cada vez que surge algún problema en Angelmó, desde las autoridades, sea quien sea, se anuncia un proyecto de remodelación que permita situar al barrio en el lugar que le corresponde, como escenario emblemático de una ciudad que hace de la convivencia diaria con el mar, algo inconfundible.
No obstante los diagnósticos, a pesar de la fractura del pilote que inutilizó los palafitos hace ya seis años, pese a la evidente pérdida de imagen que ha sufrido el sector (por cuestionables prácticas que han sido noticia nacional), la espera sigue su curso, como si todo aquello pudiera solucionarse de forma mágica o espontánea. En este sentido, urge que el municipio le imprima prontitud al remozamiento que a gritos clama Angelmó, más aún si se considera que cualquier proyecto implicará etapas de prediseño, diseño, asignacón de recursos y ejecución, todo lo cual demandará una cantidad de años significativa.
Por ahora, dado el pronto desmantelamiento de los palafitos, el municipio ha adelantado que allí instalará un mirador para que los visitantes puedan contemplar el canal y la Isla Tenglo. Pero esto no debería ser más que el punto de partida para la revitalización urbanística de un Angelmó que necesita recuperar el sitial que tuvo en el pasado, cuando era el paseo gastronómico obligado de los turistas y de los propios puertomontinos.