Departamentos anegados
Es impresentable que viviendas entregadas hace nueve meses en Alerce sufran hoy con filtraciones y cuentas abultadas de agua.
Cuando una familia recibe su vivienda, sea cual sea el método de adquisición, si con subsidio habitacional o no, la línea mínima, sobre todo si es una propiedad nueva, es que aquella permita un goce libre de dificultades. Esto es, que no haya fallas, que las redes funcionen, que la pintura soporte las lluvias, que no se acumule la humedad, etcétera. Tal vez, este conjunto de requisitos se hace todavía más forzoso cuando el Estado, vía licitación, ha estado a cargo de la construcción. Aquí no se debieran aceptar dificultades vergonzosas, tanto por la posibilidad de recurrir a la boleta de garantía (que suele ser esgrimida por las autoridades cuando algo huele mal en la obra ya en uso), como por las revisiones que se supone se van realizando periódicamente cuando el proyecto está en marcha.
Por eso es que resulta tan indignante cuando un proyecto habitacional recién entregado empieza a exhibir condiciones por debajo de lo que corresponde. Que los flamantes ocupantes tengan que enfrentarse a fallas de cualquier tipo, y peor aún, que la empresa constructora o bien el mandante (en caso que sea una iniciativa financiada con fondos del Estado) no actúen con decisión y prontitud para atender los requerimientos en terreno y garantizar las soluciones, raya en la indignidad.
Es lo que le ha sucedido a las 240 familias que hace nueve meses llegaron a vivir a los departamentos del condominio María Inés, en Alerce, Puerto Montt, y que tempranamente comenzaron a vivenciar problemas de filtración de agua, producto de dificultades en las bombas surtidoras. Los resultados han sido abrumadores para los residentes del conjunto habitacional. Se han anegado sus departamentos y, además, enfrentan ahora abultadas cuentas en el servicio de agua potable por el alto consumo, derivado precisamente de las filtraciones.
Agobiados por las circunstancias, los vecinos, probablemente, han tenido que extremar las medidas de cuidado, para superar las circunstancias de las filtraciones y de cuentas de más de un millón de pesos. Por ello es que ha resultado tan extraño que la autoridad del Serviu, en visita al condominio, haya advertido que los departamentos que estén desocupados serán entregados a otras familias. Singular, dado el drama y escozor que enfrentan las familias que querían disfrutar del sueño de la casa propia.