Falta de albergues en Puerto Montt
Muchas dudas han quedado en torno a la habilitación de refugios para las personas en situación de calle.
Santiago es Chile. Esa es la frase a la que a menudo se recurre para graficar lo que representa el centralismo, que pese a la serie de medidas que se han tomado en los últimos gobiernos para darle mayor autonomía a las regiones (la elección del gobernador regional ha sido, hasta ahora, la más importante), continúa de manera omnipresente incluso en los más mínimos detalles de las políticas públicas.
Esto es, en parte, lo que hay detrás de la falta de habilitación de albergues para las personas en situación de calle en Puerto Montt y las otras ciudades de la región. Hace pocos días, y producto de las bajas temperaturas que comenzaron a hacerse sentir en la Region Metropolitana y las aledañas, el Gobierno activó el denominado Código Azul, que no es otra cosa que una estrategia de emergencia para que las personas sin hogar encuentren algún albergue, en el cual puedan evitar las consecuencias del frío en las noches.
Lo curioso es que este código se emitió para una zona comprendida entre las regiones de Valparaíso y el Biobío. Para el resto del sur de Chile, desde La Araucanía e incluyendo por cierto a Los Lagos, donde el frío es lacerante, nada se supo. Ni estrategia de emergencia, ni refugios adecuadamente comunicados, ni rondas preventivas. Nada, como si las personas en situación de calle de Puerto Montt y otros lugares fueran inmunes a las bajas temperaturas.
En años anteriores, tal como lo recordó un ex seremi de Desarrollo Social a este diario, la preparación para habilitar los albergues y establecer los planes de comunicación empezaban incluso en febrero, a fines de que en abril o mayo ya estuviesen operativos. Ahora, en cambio, no ha habido información sobre los albergues, tampoco estrategias de comunicación, tal vez esperando que esa información "baje" desde Santiago, como se estila en estos tiempos.
Para contrapesar el centralismo cultural que campea en Santiago se requiere de liderazgos locales que levanten la voz para manifestar las necesidades de esta parte del sur (empezando por advertir, por ejemplo, que el invierno sureño se deja sentir desde abril), o que bien sean capaces de definir, con autonomía, planes de acción acordes a esta realidad, además de comunicarlos cuando corresponde. Estar en junio y sin una estrategia adecuada de albergues es francamente inexcusable.