Certezas para el próximo parque
La esperada construcción del Parque Metropolitano en Puerto Montt exige señales concretas de parte de la autoridad.
Desde que se abrió al uso público el Parque Costanera en Puerto Montt no hay voz discordante en torno al positivo efecto que ha tenido en la ciudadanía. Prácticamente desde el primer día en que se retiraron los cercos instalados para su construcción, tanto los puertomontinos como los turistas le han sacado partido a este nuevo espacio público que ha permitido que la ciudad mire hacia el mar. En un día con sol, con lluvia, con viento, la gente lo usa y se apropia de él, demostrando la efectividad de la inversión que realizó el Estado a través del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
La ejecución de este proyecto y la "rentabilidad social" que ha tenido, utilizando la jerga de quienes tienen que evaluar iniciativas de este tipo, obliga a dirigir la mirada hacia el destino de otro espacio público que espera la decisión y los recursos estatales: el Parque Metropolitano. Emplazado en los terrenos de lo que fuera el puerto petrolero, al final de calle Huasco y a pocas cuadras del centro de la capital regional, este proyectado parque, cuando se concrete, vendrá a incrementar la cantidad de hectáreas de áreas verdes en una ciudad que requiere saldar con prontitud la deuda que fue acumulando con los años en esta materia, en vistas del explosivo crecimiento demográfico que se intensificó durante la pandemia.
Aunque esta iniciativa se encuentra alojada en el Ministerio de Vivienda, incluso con un estudio de diseño arquitectónico que contempla también un espacio para resaltar los hallazgos arqueológicos de Monte Verde, no ha habido suficientes señales políticas que apunten a la asignación de los recursos que espera. En lo que va de 2023, se ha esgrimido desde la autoridad que se necesita zanjar aspectos relacionados con la gobernanza del Parque Metropolitano, esto es, el modelo de administración que tendrá, las responsabilidades y el financiamiento de su mantención. Con la importancia que esto tiene, no obstante, lo único que se conseguirá es dilatar su materialización.
El Parque Costanera, un acierto desde donde se lo mire, se construyó sin gobernanza definida y se supone se está afinando ahora quién y cómo se hará cargo de él una vez la empresa lo entregue. Esto demuestra que perfectamente se puede avanzar de forma paralela en la construcción del Parque Metropoilitano y lo que será su futura administración.