Pescadores frente a lobos marinos: una convivencia cada vez más compleja
Pese a que su número parece haber disminuido en la región en los últimos años, la interacción entre estos mamíferos marinos y los hombres de mar tiene a estos últimos sumidos en una situación extrema por diversos factores. De eliminarnos ni hablar, aseguran, pero hacen un llamado urgente a buscar soluciones.
A principios de siglo, los pescadores locales habían comenzado a mirar al horizonte con preocupación. Progresivamente los lobos marinos comenzaban a ser parte de la conversación diaria. Hoy, más de 15 años después, es casi de lo único que se habla; tal como sospechaban se convirtió en un vecino con el cual se ha vuelto imposible convivir y está representando una amenaza real a la supervivencia de la actividad.
Este año, según los propios pescadores, ha sido uno de los más difíciles de los que se tenga recuerdo en la historia reciente, y exigen que su voz sea escuchada por alguien y que, en definitiva, los ayuden a buscar soluciones.
"Queremos que la autoridad visibilice el problema que no quieren ver. Porque hoy hablar de mamíferos hace creer a la gente que hablamos de matanza y salen los ambientalistas, con justa razón, a reclamar, pero nadie quiere eso, sino que se visibilice que aquí hay una actividad que está a punto de desaparecer. De los 12 meses del año se están trabajando 5, porque el lobo ataca desde marzo y en invierno no se puede trabajar (...) llega el otoño y el lobo sale a cazar con las crías y cada vez es peor. Este año ha sido desastroso. Sale un bote a pescar y van 20 ó 30 lobos esperando que suba un espinel para sacar todo el pescado y romper todo el material, y eso es mucha pérdida y los pescadores optan por no salir", explica Juan García, presidente de la Asociación Gremial Merluceros de la Región de Los Lagos y líder de la Caleta Anahuac.
"Sentimos que la autoridad no ha dado respuesta clara, por eso hemos optado por hablar con los parlamentarios y con quien sea, sin mirada partidista. Vamos a hablar con quien nos quiera escuchar. Con lobo o sin lobo hay que pagar cuentas, alimentarse y mandar los hijos al colegio, entonces es un tema muy delicado. No se trata de endosarle el problema al gobierno de turno, sino que tenemos que tomar decisiones en conjunto para este gran problema", acota.
Caleta de impotencia
Según el propio dirigente, el inconveniente es tan complejo que aproximadamente dos tercios de quienes se dedicaban a la actividad merlucera, tanto en la región como en la caleta, han buscado otras fuentes de ingreso.
Desde las caletas miran como se hace imposible salir en invierno y van dando un paso al costado. "Hoy no se puede salir a trabajar. Ayer salieron personas a pescar y se asustaron mucho, porque dicen que incluso los lobos se subieron al bote buscando alimento, aquí el animal está con un hambre atroz", relata.
En un recuento de datos, según los censos recopilados por la Subsecretaría de Pesca (Subpesca), en 1998 había poco más de 33 mil lobos comunes en la región. A 2007 esta cifra había subido a los 38 mil, en 2012 la situación caótica llegó a los 45 mil, y pese a que la última estadística de 2019 muestra una baja de un 20%, disminuyendo a los 37 mil individuos, el problema está más complejo que nunca. ¿Por qué? Los mismos hombres de mar tienen pistas de ello.