En el año 1925, Benito Vidal levantó una mediagua en la calle Ecuador, en el Barrio Puerto, en lo que era uno de los sectores fundacionales de Puerto Montt. Ocho años después de aquello, cuando ya se había casado y formado una familia, erigió una de las tantas casonas que han sido testigos de la historia de esta ciudad. Por allí pasaron generaciones y los vecinos se habituaron a la estampa de vivienda propia de una zona que convive con la lluvia y el viento. Construida en madera, como tantas otras propiedades del sur de Chile, ya no está en pie. No fue víctima de un terremoto ni de un incendio, tampoco de algún deslizamiento de tierra. Cayó por obra humana.

Noventa y ocho años después de que Benito Vidal haya dado inicio a su construcción, uno de sus descendientes tuvo que abdicar ante los males de este siglo y optó por echarla abajo esta semana. Si las fuerzas de la naturaleza no pudieron con ella, sí lo hicieron las fuerzas humanas, expresadas en antisociales que terminaron tomándose la vivienda y transformándola en una "casa ocupa", para pesar de la familia propietaria y de los vecinos del Barrio Puerto.

La demolición de la casona de la calle Ecuador es una derrota de la ciudad. Así como ella, hay muchas otras en Puerto Montt que han sufrido y están sufriendo el designio del abandono. Algunas olvidadas por sus propietarios, que prefieren desviar la mirada porque su restauración implica muchos costos, otras entregadas forzosamente a las "ocupaciones" porque los dueños finalmente deciden no dar la larga batalla de la recuperación, pues también implica costos, pero con el añadido de riesgos evidentes de represalias.

En Puerto Montt hay muchísimas más casas de aquella época, algunas bien cuidadas, otras no. En cuanto a las que están abandonadas, hay obligaciones de los dueños, ciertamente, pero también del Estado, sea el municipio, sea el Gobierno, que a toda costa debería evitar que se conviertan en bolsones de inseguridad, como es lo que ocurrió en la de calle Ecuador. Es sintomático que las casas abandonadas y luego ocupadas por antisociales, vayan lentamente avanzando en su deterioro, a vista y paciencia de un Estado que hace la vista gorda, sin tener el coraje y el sentido de oportunidad para actuar o bien obligar en el respeto del patrimonio y la vida en comunidad.

Este asunto de la seguridad tiene tanto componente objetivo como subjetivo; en más de una ocasión ha tenido que ser la propia policía la que ha tenido que salir a demostrar con cifras que los delitos en realidad han disminuido, pero es evidente que el susto tiene su propia dinámica y aumenta. Tal parece que no tiene credibilidad la voz de aquellos encargados de dar seguridad a la población.

Lamentablemente tenemos ejemplos de acciones concretas que socavan esa necesaria credibilidad en ciertas "autoridades" del Estado, y los puertomontinos hemos sido testigos directos de una no tan lejana: El ejercicio de tsunami.

Érase una vez que a la autoridad competente le llegó una orden superior -pero igual de "competente", no más- para realizar una evacuación simulando una alerta de tsunami. Se le explicó con manzanitas que el terremoto más grande que recuerda la historia de la humanidad ocurrió aquí mismo, en 1960 y que la ciudad quedó en el suelo, pero tsunami no hubo, y es fácil entender el porqué si comparamos con lo que ocurrió en Ancud y Carelmapu, que sí están abiertos al océano. La autoridad fue olímpica e implacable en su designio fatal: Así jódase el populacho, aquí se cumple el papel sellado, atención, firrr.

Vimos después fotos de ancianos con artilugios ortopédicos tratando de trepar las empinadas cuestas que conducirían a la cota de seguridad. ¡Paralizaron la ciudad en un acto absolutamente inútil! Y más encima después se felicitaron.

No sólo no les importó tomarles el pelo a todos los sufridos puertomontinos, sino que hasta la fecha parece no importarles el haber dejado a la población con la noción de que en caso de terremoto hay que correr al cerro. Los que somos suficientemente viejos como para recordar 1960, sabemos lo que realmente ocurre: Se caen las casas, queda gente atrapada, se producen incendios, se parten las calles, se rompen las cañerías. Se necesita que las vías estén expeditas lo antes posible para los vehículos de emergencia, lo último que deseamos es tener las calles llenas de gente asustada corriendo al cerro.

Una autoridad que actúa en forma torpe y burocrática pierde credibilidad, si es justo aquella a cargo de nuestra seguridad. Creo que nos deja más bien a la intemperie.

Otra lección del terremoto de 1960 es que aquello que nos permitió superar una desgracia como nunca habíamos podido imaginar, fue nuestra capacidad de colaboración solidaria, la rapidez con que nos organizamos para que ni hubiese saqueos ni nadie quedase desvalido. No está de más recordar el papel que tuvieron los bomberos desde el primer momento, esta es una entidad de seguridad que de veras da seguridad. Este espíritu de salvación colectiva fue el que hizo a Puerto Montt aguantar, reconstruir y prosperar; este espíritu es el que se conmemora en las fogatas del 22 de mayo.

80 años | 14 de julio de 1943

Incendio destruye las Tostadurías Unidas

Poco antes de las 22 horas se activó anoche la alarma de incendios en Puerto Montt. Se trataba del siniestro que destruyó por completo la fábrica Tostadurías Unidas, ubicada en Egaña 847. El fuego partió en la zona de empaquetadura, aparentemente por el descuido con un brasero. Si bien la empresa tiene seguros, estos no alcanzarían a cubrir la totalidad de los daños.

50 años | 14 de julio de 1973

Motonave Isabella varó en el Canal Darwin

Durante la mañana de ayer varó en el Canal Darwin la motonave Isabella, de propiedad de la firma Martínez Pereira. El buque mercante zarpó desde Punta Arenas con provisiones al norte cuando se produjo el incidente. La tripulación de la nave reportó por radio que esperan mejores condiciones del tiempo para zafar por sus propios medios. El Patrullero Lautaro inspecciona la zona.

10 años | 14 de julio de 2013

EFE estudia tren entre Puerto Montt y Alerce

Cuarenta mil firmas y el respaldo de autoridades locales avalan la renovada solicitud de traer de vuelta el tren. Sin embargo, pese al interés ciudadano, a la fecha no existen estudios que avalen dicha propuesta. Desde EFE confirman que hoy no hay propuestas respecto a un servicio Santiago - Puerto Montt. La única opción que hoy está en análisis es la de un tren entre Alerce y Puerto Montt.