Gestión del Consejo Regional
El Caso Convenios, coronado hasta ahora con el escándalo de Kimün, amerita una reflexión acerca del rol de los cores.
Aunque el escándalo desatado luego de la advertencia de Kimün, en cuanto a que no podrá devolver los dineros al Gobierno Regional de Los Lagos está todavía en curso y con un final indeterminado (el senador Fidel Espinoza aseguró que pronto habrá formalizados por el Caso Convenios en esta parte del país), ya hay varias lecciones que se deben tomar en lo que se refiere a las decisiones sobre la asignación de los recursos públicos regionales. Sería voluntarista pretender afirmar que el modelo ha funcionado a la perfección hasta ahora y que no merece ningún tipo de reparos. La investigación penal de la Fiscalía a tres convenios que suscribió el Gore (con Kimün, Participa y Chinquihue), el sumario iniciado por Contraloría por el traspaso a una fundación en específico (El Canelo) y las enormes dudas que ha dejado el caso de Kimün y su declarada imposibilidad de restituir los fondos de un convenio que se dio por finiquitado, debiesen instalar forzosamente la necesidad de un debate y reflexión acerca del proceso de asignación de platas y el rol de las unidades del Gore y de los miembros del Consejo Regional.
Pese a que desde hace un mes se venía solicitando claridad acerca del mecanismo que se utilizó el año pasado para escoger a tal o cual fundación, en la perspectiva de que la región no "perdiera" por baja ejecución presupuestaria los dineros, recién esta semana los consejeros regionales acordaron solicitar esta información, además de pedir la realización de dos auditorías. No fue ni cuando el Ministerio Público abrió la investigación, ni a propósito de los allanamientos de la PDI a la Gobernación, tampoco cuando se advirtió en Kimün las primeras fisuras de su estabilidad institucional. Se hizo ahora, cuando esta última fundación declara abiertamente que no tiene forma de devolver los dineros de un proyecto por el cual se le traspasaron $1.200 millones.
Los consejeros regionales no pueden ser meros aprobadores o rechazadores de proyectos, menos si ellos mismos admitieron que el año pasado tuvieron pocas horas para conocer un proyecto y votarlo. Este cuerpo colegiado tiene que revisitar su rol, plantear oportunamente sus dudas, ejercer control y exigir datos apenas algo asome como incierto. De no hacerlo, el proceso de regionalización no sólo acá, sino que en todo Chile, corre serio riesgo de retroceder.