La queja en torno a ex calle Regimiento
Para el alcalde, el reclamo de los vecinos es "una escandalera". Para un concejal, basta ir a internet. Si no es desprecio, ¿qué es?
No es necesario "hacer una escandalera". Así se refirió esta semana el alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, a las aprensiones manifestadas por numerosos vecinos de la ahora calle Los Deportistas, que han recurrido a canales institucionales para que la arteria recupere su nombre original, aquel que está en el corazón de la identidad puertomontina: Regimiento. Como se recordará, la comunidad de ese sector se vio enfrentada en abril a la oficialización del cambio de nombre, al comprobar como en terreno, sin notificación previa, equipos municipales modificaban la señalética.
Aunque el cambio a Los Deportistas se concretó este año, la autorización se plasmó en octubre de 2020, para lo cual el municipio ha esgrimido que hubo una solicitud formal de un grupo de ciudadanos que buscaba rendir un merecido homenaje a cuatro personas asesinadas durante la dictadura, hecho por el cual ya hay una condena judicial para los autores. Según lo que ha sostenido insistentemente la casa edilicia, la petición contó con un proceso de participación ciudadana, lo que resulta bastante curioso si se observa ahora el rechazo a la medida y que, además, no se han presentado antecedentes verificables acerca de tal mecanismo de consulta.
Intentando aplacar el malestar vecinal, el municipio se ha limitado a sostener que prontamente el Concejo someterá a votación la solicitud para que se retrotraiga la medida, nuevamente sin aportar detalles concretos sobre la fecha y mecanismo en que se debatirá tal propuesta. La comunicación política también es de sensaciones, y en este punto no se observa mayor interés del municipio por atender el requerimiento de los vecinos, quienes incluso reunieron 600 firmas para poder llegar a los concejales. Si realmente hubiera inquietud por escuchar a la ciudadanía, no habrían transcurrido tantas semanas para que se disponga de una fecha y mecanismo, y los vecinos de la ex calle Regimiento no habrían tenido que protestar esta semana a través de un cacerolazo.
Para el corolario quedará también la liviandad de un concejal, quien le ha restado relevancia a los problemas que les genera a estos vecinos el nuevo nombre. Para él, basta con un trámite en internet, barriendo debajo de la alfombra el verdadero problema que hay aquí: el desprecio a la identidad y al sentir de la comunidad afectada. Y eso es grave.