Finalmente, lo que en su momento presentó impensadas dificultades, por la resistencia de un grupo de vecinos a dejar de ocupar un espacio de uso público que en su momento no encontró objeciones de parte de la autoridad, vio la luz esta semana, cuando se abrió simbólicamente la ampliación de la calle El Teniente. Esta mejorada arteria, que se incorpora ahora al entramado vial de Puerto Montt, permite descomprimir el flujo vehicular hacia el hospital de la capital regional, ofreciendo a los conductores una solución rápida y con mayores condiciones de seguridad.

La obra, que demandó una inversión de $4 mil millones aportados por el Gobierno Regional, permite ahora acortar los tiempos de viaje, aspecto crucial en una ciudad que desde la pandemia ha ido sufriendo un progresivo deterioro de la locomoción colectiva, y que sigue esperando el plan de ordenamiento del transporte público que se supone se concretará en este segundo semestre. Es una solución de las que tantas más se necesitan en un Puerto Montt que crece sin mayor planificación urbana.

Con todo, la puesta en marcha de la remodelación de El Teniente dejó materias pendientes para la comunidad. Si bien se trata de una arteria amplia, con una carpeta como corresponde para una zona urbana, presenta carencias significativas para la calidad de vida de los vecinos que viven en el sector. Se trata de la falta de alumbrado público y de semáforos que regulen el tránsito para algo tan sencillo como que las personas puedan cruzar de una esquina a otra.

Suena extraño, pero aparentemene una obra de esta magnitud no consideró desde sus inicios cuestiones tan elementales como iluminación pública en el nuevo tramo y semáforos, como si de ambos se esperase que aparecieran por generación espontánea. La autoridad, para explicar esta vistosa carencia, señaló que el proyecto se originó el año 2014, con estudios de diseño que invisibilizaron estos requerimientos y que en los siguientes nueve años tampoco preocuparon. Lo singular es que tuvieron que ser los propios residentes del sector quienes advirtieran esta ausencia después de la inauguración, y no representantes de los organismos públicos que se supone están llamados a analizar la integralidad de cada proyecto de infraestructura.

Al caminar por el centro de Puerto Montt aparecen múltiples sentimientos encontrados, tanto de afecto, cariño y pertenencia a nuestra ciudad, pero también la preocupación por cambiar el estado actual de las cosas. Han pasado meses y meses, donde una malla negra cubre lo que fue la pileta de aguas danzantes y que por supuesto desde diversos ángulos impide ver inclusive una parte del mar y su costanera. Aún no tenemos claro qué ocurrirá con esa mejora pendiente.

Por otro lado, cada vez que llueve suelen colapsar numerosos alcantarillados que transforman esquinas en micro lagunas, quedando a la suerte del paso, adultos mayores, mujeres embarazadas, niñas y niños que al continuar el rumbo deben saltar o caminar por la calle para evitar mojarse.

La falta de paraderos de calidad que protejan de la lluvia, pero que además cuenten con iluminación y resguardo a la ciudadanía, es una demanda silenciosa que día a día viven miles de puertomontinos y que se complejiza al caer la noche. Para qué decir lo que ocurre en calle Antonio Varas, nuevamente postergada su entrega, donde más de algún emprendimiento y pymes (algunas de ellas históricas) han debido cerrar.

Desde la Secretaría de Planificación de la Municipalidad de Puerto Montt se ha comunicado que llevan trabajando la actualización del Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco), el cual busca definir una agenda de trabajo futura con las nuevas urgencias de la ciudad. Sin embargo, hay una fisura política que se omite debido a que muchas de esas urgencias no son nuevas, sino pendientes. Está bien que se esté trabajando en el Pladeco, pero eso no significa abandonar las urgencias que tiene la ciudad.

Es de esperar que se concreten acciones y mejoras en la capital regional que nos permitan avanzar hacia un desarrollo integral y sustentable, donde sus ciudadanos se reencuentren con hitos de identidad cultural, con calles amables y entornos favorables desde el centro de la comuna hasta sus barrios y poblaciones.

Por supuesto que no debemos concentrarnos sólo en la crítica, sino que también hay que resaltar lo bueno de la ciudad, y de aquello tenemos mucho potencial por gestionar mejor las políticas comunales. Es tiempo de volver a posicionarnos como la puerta de entrada a la Patagonia, desafío urgente y necesario de cara a la próxima elección municipal.

80 años | 19 de agosto de 1943

Alcalde Yuraszeck pide más casas al Presidente

El alcalde de Puerto Montt, José Yuraszeck, exhortó al Presidente Juan Antonio Ríos a incluir a la ciudad en las cuotas de edificación. Ello lo justifica el jefe comunal por la grave crisis de vivienda que golpea en particular a las familias de obreros y empleados. En una carta enviada al Mandatario, Yuraszeck sostiene que hay familias que viven hasta en hoteles por la falta de inmuebles.

50 años | 19 de agosto de 1973

Con un busto homenajearán a San Martín

El cónsul de Argentina se reunió con el alcalde de Puerto Montt, Raúl Brahm, para ultimar detalles de la instalación de un busto que perpetuará en la ciudad puerto la memoria del prócer de la independencia argentina y americana. La escultura será instalada en un lugar privilegiado de la Costanera, donde también se proyectan nuevas obras de hermoseamiento del paseo.

10 años | 19 de agosto de 2013

Sigue el peligro en la Cuesta Santa Teresa

Dos meses cumple la Cuesta Santa Teresa en un paupérrimo estado en Puerto Montt, luego de que una remoción en masa arrasara con una enorme tubería, obstaculizando la calle y la vereda. Hoy el terreno blando ha ido avanzando y el riesgo, a simple vista, es evidente para quienes transitan por esa zona. Desde el Serviu cuentan que estudian la opción de construir un muro.