Correo
Estado y las catástrofes
En varios medios de comunicación nacional se ha mostrado una "falsa" falta del Estado en las situaciones de catástrofes de la zona centro sur, dejando soslayar que es el gobierno central el que no llega rápido y a tiempo, que no hay recursos, que donde se debe o donde se espera, no se está para socorrer.
Primero, hay que aclarar que Carabineros, municipalidades y las Fuerzas Armadas son parte del Estado, así que siempre está presente. Claramente es un Estado que en las últimas décadas han achicado y maniatado, buscando que se concesione la mayor cantidad de procesos a los privados, lo que lleva irremediablemente a un Estado ausente, como también nos lleva a recordar una máxima: las ganancias son privadas, pero las pérdidas son colectivas/son públicas.
Ejemplos tenemos varios, no sólo en las catástrofes, sino que en las actuales AFP y otras.
Alexis Lincoñir
Quiebre institucional 1
Con votos DC y de derecha, la Cámara de Diputados validó resolución que acusó a Salvador Allende de quebrar la Constitución, reafirmando un juicio histórico que ha sido acordado por gran parte del espectro político durante más de 40 años.
Curiosamente, quienes promueven la creación de leyes contra el negacionismo son quienes niegan buena parte de la historia para su propio beneficio político (práctica conocida como revisionismo no académico).
Renato Chavarría
Quiebre institucional 2
El 22 de agosto se votó en la Cámara de Diputados un proyecto (PC) para condenar el "acto golpista" que realizó el Congreso en la misma fecha, pero hace 50 años, a fin de declarar inconstitucional el gobierno de Salvador Allende. La moción fue rechazada y ciertas voces de la izquierda leyeron el resultado como un "retroceso de la derecha al pinochetismo". La ministra vocera de Gobierno se atrevió a decir que las personas que rechazaron la resolución perfectamente podrían "dar un golpe" en la actualidad. Declarar inconstitucional un gobierno no es lo mismo que preparar un golpe, efectuarlo y violar derechos humanos.
La historia no se puede seccionar arbitrariamente según la conveniencia de los relatos políticos. Como si la UP no fuera heredera, en parte, de agrupaciones de izquierda que estaban más que dispuestas a usar la vía armada para hacerse con el poder e instalar un gobierno revolucionario (totalitario). Y, siguiendo esa misma lógica, como si el hambre, las colas, la angustia y la desaprobación general hacia el gobierno no hubiesen sido la tónica en 1973 (el Presidente tenía claro desde principios de ese año que su proyecto ya no entusiasmaba a las capas medias).
Todas estas cosas, por lo demás, fueron en gran medida responsabilidad de Salvador Allende. El punto es, precisamente, que la última vía institucional para terminar con el gobierno fracasado de la Unidad Popular consistía en declararlo inconstitucional y, por ende, convocar nuevas elecciones, con la esperanza de encontrar una vía política que encauzara la salida de la crisis.
Leer todos estos eventos exclusivamente con la lupa "post-golpe" nos condiciona a pensar un Chile que aparentemente no existió y no estuvo en crisis hasta el 11 de septiembre de 1973. Esto impide una genuina memoria histórica y, por ende, un proceso más efectivo de reconciliación. Sobre todo, nos nubla a la hora de evaluar lo frágiles que son la democracia y la convivencia política.
Álvaro Pezoa Gutiérrez
Quiebre institucional 3
Se dice que el próximo 11 de septiembre se conmemora el cincuentenario del quiebre institucional, en circunstancias que tal quiebre ocurrió mucho antes. En efecto, ocurrió antes de 22 de agosto de 1973, fecha del acuerdo de la Cámara de Diputados en el que se denuncia "el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República".
El 11 de septiembre de 1973 no existía democracia en Chile, pues ya había fallecido. Lo que hicieron los militares fue darle sepultura.
Al respecto, Roberto Ampuero, en un reciente artículo escribió: "Tres meses después del Once salí de Chile rumbo a Europa del este porque, con veinte años, era un ingenuo joven comunista. Atrás quedaba un país destruido, donde los políticos habían ultimado la democracia al ser incapaces de lograr consensos, y las Fuerzas Armadas la sepultaban".
Adolfo Paúl Latorre
Ley de Usurpaciones
El pasado miércoles, una vez más el oficialismo bloqueó el avance de la Ley de Usurpaciones y dilató su votación en la Cámara.
Esto es una pésima señal para el país, pero por sobre todo para los habitantes y agricultores de La Araucanía, que ven el sueño truncado de poder ejercer su derecho de propiedad en los más de mil predios usurpados hasta el momento.
El gobierno del Presidente Gabriel Boric y el oficialismo deben de una vez por todas ponerse del lado de las víctimas de la violencia rural en la macrozona sur y darle curso a esta ley que pretende sancionar con cárcel al delito de usurpación, cada vez más común en Chile, para que nunca más alguien se tome terrenos ajenos.
Es de esperar que el próximo lunes, cuando se reanude la discusión sobre esta ley, prime el sentido común y el Gobierno y sus abanderados permitan que esta ley prospere, por el bien de nuestra gente del mundo rural, que ha visto cómo el Gobierno les da la espalda y no escucha su sentir. Es hora de que el Presidente Boric deje de lado su sesgo ideológico, para que se avance en la agenda de seguridad y que cumpla el mandato soberano de gobernar para todos los chilenos y no sólo para el Frente Amplio o el Partido Comunista.
Hans Curamil Aniñir