Es revelador comprobar que son cada vez más los interesados en hacer innovación social. Que las organizaciones que agrupan a los emprendedores crecen y se potencian, y que el espíritu colaborativo en el emprendimiento y la innovación, demuestra que hay tierra fértil para el desarrollo.

Hasta hace un tiempo, hablar de emprendimiento era sinónimo de informalidad, y pocos se animaban a dejar la seguridad de sus empleos estables y convencionales, para apostar por sus ideas de negocio. Tal vez a partir de la pandemia, cuando cerraron muchas empresas y se generó un alto desempleo, surgieron más Pymes para ocupar nuevos nichos de mercado. Y en este favorable escenario se ha comenzado a instalar el concepto de la innovación social, que tiene que ver no sólo con la búsqueda soluciones disruptivas para los problemas actuales, sino que estas soluciones tengan, además, a las personas como propósito central.

Se puede cambiar el foco de atención, innovar no sólo creando productos nuevos, sino que encontrando soluciones prácticas y distintas a problemas cotidianos y tradicionales; pero mejor aún, podemos hacerlo pensando en el futuro.

La pequeña y mediana empresa es la gran generadora de empleos, y por lo mismo, cuando enfrenta problemas esto repercute fuertemente en el mercado laboral.

De ahí la necesidad de cuidar y proteger a las Pymes y los puestos de trabajo durante el complejo momento económico, por lo cual los programas de ayuda representan un paso importante para apoyarlas.

Hay que incentivar y promover políticas públicas que apuntan a fomentar el emprendimiento y apoyar sobre todo en lo financiero para evitar una nueva caída.

80 años | 27 de agosto de 1943

Repartirán cuotas de bencina para vehículos

La gobernación de Puerto Varas hizo la clasificación de los permisos de tránsito para los autos particulares del Departamento de esa ciudad, fijándose para cada vehículo una cuota de bencina que debe ser retirada en la Comisaría. La escasez de combustible a nivel planetario complica a todos, en el contexto de la gran guerra que se lleva adelante en Europa y otros territorios.

50 años | 27 de agosto de 1973

La provincia paralizó todas sus actividades

Por un nuevo día se mantuvo el paro total de actividades laborales en la Provincia de Llanquihue. No abrió el comercio, exceptuando un par de farmacias y locales de expendio de comida. Lo mismo ocurrió con el personal médico, el transporte en general y las escuelas y liceos. El clima de inestabilidad tuvo como escena el despliegue de militares por las calles para disuadir protestas.

10 años | 27 de agosto de 2013

Reconstruyen local arrasado por el puelche

A toda máquina trabajan en el restorán "La Pola", ubicado en Caleta La Arena, para levantar el local que fue arrasado por un "tromba de viento" ocurrida durante la mañana del sábado, cuando una fuerte ráfaga destruyó el 80% del recinto donde el producto estrella son las empanadas. Los lugareños dicen que se trató del puelche, un viento que es común durante el invierno.

Conforme los siglos pasan, los seres humanos vamos adquiriendo conocimientos y habilidades nuevas y más complejas. Además, los avances tecnológicos nos permiten realizar acciones insospechadas anteriormente y en muy breve tiempo. Todo esto va generando en nosotros una sensación de mayor poder y dominio frente a las cosas y el devenir de la vida. Dada esta constatación, no es raro pensar que no tenemos límites respecto a nuestra capacidad de crecer y conocer; se trata de una suerte de expansión infinita, de manera que es simplemente cosa de tiempo el ir aumentando nuestras capacidades y posibilidades humanas.

Desde esta perspectiva, algunos sostienen que el único límite que tenemos es la libertad de los demás: yo puedo actuar maximizando mis posibilidades hasta que roce la coacción de la libertad de los demás. Otros son más explícitos y plantean que los límites del accionar de cada uno está dado por la ley que la sociedad ha autodefinido como normativa de convivencia social; una especie de contrato social. ¿Será realmente así? ¿Bastará con ponernos, o intentar ponernos, de acuerdo para saber cuáles son nuestros límites?

Detrás de estas preguntas, hay una pregunta aún más aguda y fundamental. En definitiva, ¿qué es el ser humano? ¿cuál es su verdadera identidad? Para algunos, el ser humano es lo que hace, es decir, se expresa en lo fáctico y llega a ser lo que hace. En cambio para otros, que se alimentan de la antropología cristiana, el ser humano es básicamente alguien que se experimenta como un don o regalo. El Creador ha sido quien ha otorgado el don de la vida, enmarcándola en una forma de ser o naturaleza propia. Nuestra naturaleza es racional y además poseemos la voluntad que nos permite llevar acabo nuestros propósitos.

Pero, ¿hacia dónde conducimos nuestro ser en el devenir de la vida? Los antiguos pensadores nos invitaban muchos siglos atrás a considerar que los seres humanos son más plenos cuando buscan la bondad, la verdad y la belleza, ya que nos permiten trascender de nuestra condición frágil y limitada. Por esto, no basta simplemente formular leyes que ordenen nuestra convivencia; se necesita, antes que nada, espíritus virtuosos que quieran trascender buscando los valores superiores.