Fin de la alerta sanitaria en Chile
El término de la emergencia sanitaria, decretada en marzo de 2020, corona el éxito de los esfuerzos de todo el país en esta área.
El Gobierno ha levantado la alerta sanitaria en el país, que tuvo una vigencia de poco más de tres años para enfrentar la pandemia desde marzo de 2020. El decreto de emergencia sanitaria permitió que los organismos de salud tuvieran facultades extraordinarias para contratar personal, adquirir bienes o equipamiento para el manejo de la urgencia, disponer de trabajo extraordinario para el personal, y contratar estudiantes de sexto año en adelante de la carrera de Medicina o a funcionarios acogidos al incentivo al retiro, según los requerimientos. La última extensión de la alerta ocurrió en marzo, luego que el Ministerio de Salud determinara su prórroga para que se continuaran destinando recursos al resguardo de la salud por el covid, pero también por otras enfermedades respiratorias, como el virus sincicial, adenovirus, influenza y rinovirus.
Desde que el coronavirus se propagó por el mundo a partir de febrero de 2020, ha habido 769 millones de casos de contagios y más de 6,9 millones de muertes en el orbe. En Chile, desde que se inició la pandemia, se han registrado 5,2 millones de contagiados, mientras el número total de fallecidos asciende a 61.637.
El mundo pasó de tener grandes interrogantes sobre esta enfermedad desconocida hasta entonces, a adquirir experiencia, desarrollar la ciencia y la investigación hasta encontrar un mecanismo de inmunización. Durante este período se ha investigado y se han producido vacunas para el virus inicial y para las variantes que aparecieron posteriormente, que permitieron tener mayores certezas.
Chile se convirtió en uno de los líderes del proceso de inoculación a su población. Las vacunas permitieron que, con el tiempo, las duras restricciones que marcaron los dos primeros años se flexibilizaran, como el uso de mascarillas, evitar las reuniones sociales e incluso pedir un pase para salir a comprar. La mascarilla no sólo fue un elemento clave para la protección individual y colectiva, sino que se transformó en un símbolo de esa guerra contra la pandemia. La OMS recomienda conservar lo ganado en términos de capacidad nacional y prepararse para eventos futuros, con el fin de evitar un ciclo de pánico y descuido; integrar la vacunación contra la enfermedad en los programas de vacunación a lo largo del curso de vida, y aumentar la cobertura de la vacunación para todas las personas de los grupos de alta prioridad.