Erwin Schnaidt

Errores administrativos, así como el distanciamiento de la mandante del proyecto, como lo es la municipalidad, con residentes y locatarios, han caracterizado el proyecto de mejoramiento de la calle Varas, aseguró Luis Díaz, vicepresidente de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Puerto Montt.

El también vecino del lugar sostuvo que existe escepticismo en el sector respecto de la fecha de entrega de obras que anunció el municipio, ya que no se ha cumplido con los plazos comprometidos.

Díaz se remonta al comienzo de las faenas para hacer presente que "se pagó el noviciado" y que "aprendimos de muchos errores sobre la marcha". El primero, expuso, fue la falta del permiso para atravesar por la costanera el ducto colector de aguas lluvia, que evacuaría al mar. "Cuando la constructora Cosal se adjudicó las obras, ese permiso estaba caducado. Fue necesario obtener uno nuevo para que la empresa empezara a construir recién en febrero", manifestó.

Para Díaz, el otro error administrativo de la obra fue el proceso de firma del contrato de obras proforma, para el soterramiento de cables. "Hubo una errónea interpretación del presupuesto de Saesa, lo que reconoció la municipalidad a la que se nos invitó y se nos informó que este error de valorización debía pasar por el Gobierno Regional (Gore)", que financia el proyecto municipal.

"El proceso de aprobación de este presupuesto adicional para compensar esa diferencia presupuestaria, implicó que el contrato proforma no se firmara en abril de 2021, sino que en septiembre de ese año", reveló.

- Hay una lección que aprender de todo esto...

- Traigo a colación estos errores para que en la última etapa del proyecto no vayamos a tropezar con la misma piedra. Esto atrasó muchos meses la ejecución de las obras, tiempo que podríamos haber aprovechado, sin que la constructora hubiese quebrado.

- Eso no fue todo, porque durante la ejecución de obras surgieron otros inconvenientes.

- Hubo mucho cambio de tipo de pavimentación, si era con o sin diseño; que hay que demoler, repavimentar. Hubo modificación del proyecto eléctrico, en la cantidad de postes a instalar y en la reubicación de muchos, como en los casos de calles Ancud y Valdivia. Todas cosas que fueron retrasando cada vez más las obras.

- El alcalde Gervoy Paredes aseguró que no será necesario revaluar el proyecto, pero el gobernador Patricio Vallespín sostuvo lo contrario. ¿Cuál es su visión de esto?

- En esa reunión del viernes pasado, el alcalde manifestó que las declaraciones del gobernador estarían equivocadas y que probablemente estaría mal informado. También se indicó que lo que iba a revaluación era la división del soterramiento respecto de las obras civiles, para proceder a la licitación. El alcalde tiene que entender que el nivel de confianza del vecino de calle Varas, con su municipio, hoy día está muy afectada. Hay un viejo refrán que dice: 'Hechos son amores y no buenas razones'. Escuchamos con atención, escuchamos el compromiso que las obras terminarían en marzo del próximo año. Preguntamos tres veces si era efectivo ese plazo o si era mejor darse uno un poco más amplio, por cualquier contingencia. Porque en diciembre nos dijeron que las obras terminaban en junio, luego que en septiembre. A raíz de la quiebra de Cosal se nos dijo que las obras terminan en febrero de 2024. Ahora se hace la precisión que va a ser en marzo. Al preguntar tres veces si era necesario dar un mayor margen, en las tres ocasiones el municipio respondió que no, que esos eran los plazos. El tiempo dirá. Pero, actualmente hay mucho comerciante que tiene que tomar decisiones hoy día: si mantenerse en el sector, si mantener el equipo humano, si cerrar definitivamente las cortinas o irse a quiebra (...). Los vecinos de calle Varas somos muy escépticos, porque en tres ocasiones nos han comprometido plazos que no se cumplieron. Los hechos demostrarán si en marzo nos estamos abrazando o pidiendo nuevos plazos.

- ¿Considera que el municipio ha atendido su recomendación para "ponerse colorado una vez y no morado varias veces"?

- Si preguntamos tres veces y esa fue su respuesta, quiere decir que en la municipalidad están muy seguros de los procesos que están ejecutando y de las gestiones que están haciendo. Pero, insisto, los vecinos de calle Varas, con las decepciones que hemos tenido, somos escépticos. En la municipalidad tienen que demostrar en hechos que calle Varas puede volver a confiar en ellos. El municipio tiene que reconstruir las confianzas y la única manera de hacerlo es hacer desaparecer la incertidumbre.

- ¿Ha identificado responsabilidades por la forma cómo se ejecutó este proyecto?

- Quien siempre tiene la responsabilidad, es el mandante, tanto en el mundo privado como en el público. El mandante administra el proyecto, hace frente a las contingencias, busca las vías de solución a cualquier conflicto. Siempre la responsabilidad va a estar puesta en el municipio.

- ¿Qué esperan que ocurra para tener mayor certeza en cuanto al cumplimiento de los plazos para terminar con estos trabajos?

- Creemos que hay tres instancias que van a ser clarificatorias. La primera, lamentablemente ya no se dio. Esperábamos aclarar los plazos en la reunión de la Comisión de Infraestructura del Consejo Regional, pero la municipalidad no se presentó. Era oportuno para aclarar diferencias por la revaluación, entre el Gobierno Regional y la municipalidad. Nos queda lo planteado por Secplan, que las bases de licitación tienen que ser publicadas a fines de septiembre o primera semana de octubre; y, que la adjudicación sea a fines de octubre o primeros días de noviembre.

Si eso no se cumple, el plazo comprometido de término de obras en marzo de 2024, podría transformarse en una cuarta decepción para el vecino de calle Varas.

Fui convocada a participar de la mesa técnica del Ministerio de Educación para co-construir las nuevas orientaciones en el marco de la ley de autismo.

Como apoderada de tres estudiantes neurodivergentes este transitar ha sido aversivo excluyente y doloroso. A pesar de haber encontrado finalmente un espacio educativo en el cual existen muchas voluntades y profesionales comprometidos con la inclusión y con mis hijos, el sistema escolar nos abofetea periódicamente.

Mi entorno es en mayoría de familias neurodivergentes, en las cuales existen obviamente no sólo hijos autistas, sino que madres y padres también. La gran barrera que excluye y segrega siempre es el colegio; en nuestras conversaciones de siempre se repiten las historias una y otra vez.

Los autistas en su mayoría tienen comorbilidades como trastornos del sueño, de la alimentación, depresiones, etc. La batería social (término que se usa para describir la cantidad a veces finita de energía que uno tiene para socializar con los demás) se agota muy rápido en aulas de más de 40 estudiantes, y viviendo exigencias de docentes y asistentes con un conocimiento muy vago sobre estrategias educativas para personas neurodivergentes, sin entrar en temas como la discriminación pasiva, el bullying y convivencia escolar, ya que para eso necesitaría escribir una columna mucho más larga y lo dejaré para después.

Debido a esto los autistas por lo general faltan mucho a clases. Es difícil que un estudiante que no duerme bien o no come, al otro día se levante con ánimo de sobrevivir en ese entorno y soporte tantas horas sin desregularse. Cuando se desregula es un "problema" para el entorno y para todos los estudiantes. Y así es este círculo vicioso.

Desconocimiento

El escenario es complejo, hay mucho desconocimiento por parte del docente, lo vivencio en cada capacitación que realizamos como fundación, de lo cual nunca me dejo de sorprender.

Las exigencias ministeriales mínimas no están pensadas para todos sus estudiantes, como por ejemplo llevar certificados médicos cada vez que faltan a clases, lo que es frecuente por lo anteriormente señalado, y más aun en comunas como la nuestra, en las que conseguir una hora al médico es sacarse la lotería. Por otro lado, exigen que para realizar recortes de jornada deben ser solicitadas por neurólogo o psiquiatra, pero las derivaciones a neurología en el sistema público demoran más de un año y las privadas también son escasas, sumado al valor de la atención que promedia 80 mil pesos.

Estos ejemplos de inflexibilidad del sistema llevan a la deserción escolar, al agotamiento y burn out del cuidador, que además por lo general también es neurodivergente, por lo cual se torna mucho más complejo maternar en un entorno capacitista que no comprende ni acompaña.

Esto lo escribo desde mi dolor, pero siempre con esperanzas y convicción de ir avanzando. En esta mesa técnica me preocuparé de hacer ver esta realidad que vivimos miles de personas, y que desde el tecnicismo de este espacio lo mejoremos para que realmente la educación, que en el papel es un derecho, sea para realmente para todos.

"Los autistas por lo general faltan mucho a clases. Es difícil que un estudiante que no duerme bien o no come, al otro día se levante con ánimo de sobrevivir en ese entorno".