Correo
11 de septiembre
El 11 de Septiembre es una fecha fatídica para Chile y su pueblo. Los hechos son los hechos. Se quebranta la vida democrática y se intervienen las instituciones de la República a través de un golpe de Estado con graves consecuencias en la convivencia nacional. Nadie podrá decir en este país que no vio o no se enteró que hubo muertes, prisión, torturas, soplonaje y exilio. Otra cosa es que se quiera justificar aquello.
La Unidad Popular llegó al gobierno por voluntad político-electoral, teniendo como base un sustento político y social, y un programa con tareas democrático-populares como el derecho a la vivienda, la salud, el medio litro de leche, entre otros, y las tareas nacionales como lo fue la reforma constitucional para lograr la nacionalización del cobre el 14 de Julio de 1971, con el apoyo de todos los parlamentarios, riqueza básica estratégica por donde parte cada año el presupuesto de la Nación.
El golpe de estado le cambió la vida a muchos chilenos, especialmente aquéllos que tuvieron algún familiar detenido, expulsado de su fuente de trabajo o tuvo que partir al exilio, más aún cuando a alguno o alguna le quitaron la vida. Por eso me preocupa que hoy día no exista un sentir nacional de respeto y consideración humanitaria por lo sucedido. El pequeño cálculo electoral y de la competencia al interior de sus respectivos bloques políticos les impide a algunos una mirada más generosa y hasta de cierta valentía que hubiese sido valorado por la ciudadanía toda.
En las ideas y en el corazón de muchos que desde jóvenes trabajamos por los derechos ciudadanos y la organización sindical, campesina y vecinal en los años 70, y luego en la reconstrucción democrática, está el compromiso de nunca más el revanchismo como aquel de la expulsión violenta de campesinos de los asentamientos de la Reforma Agraria que llegaron a nuestras poblaciones de Puerto Montt, como ha sido el caso de nuestra familia.
Ni la cárcel, ni la cesantía, ni la pobreza vivida nos embarcará en proyectos o iniciativas aventureras, así como tampoco desde mi posición me impedirá dialogar con personas de derecha, porque el respeto por la vida digna, por nuestros derechos y por las ideas es lo más importante en la vida cotidiana y democrática.
Hernán Navarro Alvarado, dirigente social.
Homenaje a trabajadores sociales
Este año se conmemoran 50 años del golpe de Estado que marcó la historia de nuestro país y cuyas secuelas observamos hasta la actualidad. La represión ejercida por la dictadura tuvo como consecuencia la desaparición forzada de más de 1.400 personas, casi mil ejecutadas y otras miles que vivieron prisión política, tortura, exilio y relegación.
En 1991 se publicó el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación y en 2005 el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura. Sin embargo, queda mucho por conocer sobre el destino de las personas desaparecidas, la responsabilidad estatal de quienes cometieron los crímenes y los efectos de la dictadura en el daño provocado a la sociedad.
En estas semanas se están realizando diversas actividades de conmemoración, muchas organizadas por la sociedad civil y las organizaciones de derechos humanos, enfocadas en plantear la pregunta por la verdad, la exigencia de justicia y reparación.
Verdad, ya que falta conocer el destino de las y los detenidos desaparecidos, lo que implica que se mantiene el pacto de silencio de quienes participaron y tienen responsabilidad en estos crímenes. Reparación, que implica asumir la responsabilidad del Estado y avanzar en el reconocimiento del daño con medidas específicas. Y justicia, que es fundamental en el camino de la no repetición, y que no pueden seguir esperando.
Es necesario reconocer el rol que las organizaciones de derechos humanos y familiares de detenidos han llevado adelante en estos 50 años, ya que a su trabajo ha sido fundamental para la preservación de la memoria histórica y la defensa de los derechos humanos.
En el caso de trabajo social, tanto la carrera como la profesión fueron afectadas por la dictadura, con el cierre de escuelas, cambios en el currículo y, expulsión de estudiantes y docentes. Asimismo, siete profesionales y estudiantes fueron ejecutados y nueve están desaparecidos.
No podemos repetir la historia y quienes trabajamos en el tema estamos llamados a asegurarnos de que sean recordados para construir una sociedad que aspira a nunca más cometer estos crímenes.
Ana López Dietz, académica de Trabajo Social, U. Central.
Déficit en el DAEM
Escandaloso es el déficit declarado por el DAEM, $10.000 millones. Una muestra real de la muy mala gestión municipal y una falta de respeto hacia la ciudadanía.
Una duda, ¿cuánto de eso será por mala gestión y cuanto por robo?
Una vez más nuestro municipio no da tregua, el error anterior no finaliza, cuando ya tenemos otro en portada. Calle Antonio Varas, la pileta, denuncia al alcalde por abandono a sus deberes, etc. ¿Será mucho pedir que nos den un poco más de tiempo entre un escándalo y otro?
Esperemos que este no sea otro caso más, en que la ciudadanía perpleja queda sin acusados ni responsables.
Eduardo Mas Huber.
Profesionalización del fútbol
No nos vamos a cansar de decir que las jugadoras somos trabajadoras del fútbol. Lo que se espera de las Sociedades Anónimas Deportivas es lo mínimo: que cumplan con las leyes, el Código del Trabajo y que, como mínimo, no profundicen más las brechas de género en la industria. Los clubes perdieron $200 millones en multas, millones que podrían haber ido a disminuir esa brecha.
Camila García, Directora Asociación de Jugadoras de Fútbol Femenino.