Pablo Fábrega

Juan Vásquez Espinoza nació en Puerto Montt en 1958 y se crió en la histórica población Lintz, en calle Los Leones, que en esos años representaba el límite de la ciudad. Su madre y padrastro eran pequeños comerciantes que tenían un puesto en la desparecida feria que se instalaba en torno a los carros del ferrocarril que traían provisiones desde el norte, en donde hoy se encuentra el Mall Costanera, además de un quiosco a unos pocos metros de su hogar en donde vive Juan hasta hoy.

Puerto Montt era una capital de poco más de 50.000 habitantes, en una provincia conservadora con el doble de ruralidad que el promedio nacional, pero en donde había surgido un movimiento campesino y de pobladores que amenazaba su control. La izquierda hasta 1958 representaba electoralmente menos del 2%, aunque para 1973 había crecido rápidamente junto con la Democracia Cristiana, cada uno llegando al 30% aproximadamente.

Fue hijo de Orlando Vásquez Gómez, un estibador (obrero de puerto) venido de Paillaco, quien fue uno de los que fundó el sindicato de 1931 que sigue existiendo en el Barrio Puerto. Después de estudiar su enseñanza básica en la Escuela Angelmó, ingresó a la Escuela Industrial que estaba cerca de su nuevo hogar.

Un estudiante socialista

"A los 14 años (1971) ingresé a la Juventud Socialista cuando la dirigía a nivel local Andrés Matus y mi madre María Eugenia Espinoza también era militante, así como mi padrastro, quienes colaboraron mucho con las campañas de Luis Espinoza", recuerda Juan.

El martes 11 de septiembre de 1973, desde las primeras horas, las FF.AA. y Carabineros llevaron a cabo el golpe de Estado contra el gobierno elegido de Salvador Allende, luego de que la oposición no lograra destituirlo por la vía política. Juan, como estudiante de 2° año de enseñanza media, recuerda: "Fui a clases al Industrial, pero no había casi nadie en las calles. El presidente del Centro de Alumnos, de apellido Salgado, era socialista y nos alentó a que marcháramos al centro a defender al gobierno. Éramos como 30 alumnos. Cuando fuimos llegando vimos que sobre los techos de los edificios de la plaza había militares con ametralladoras y uno de los conscriptos que me conocía nos gritó desde el Hotel Montt (actual Biblioteca Regional) que nos retiráramos, porque tenían orden de disparar. Cuando íbamos por el Arzobispado nos agarró una patrulla militar y de Carabineros. Nos tiraron al suelo y esa fue la primera paliza que nos dieron".

Juan Vásquez recalca que el único lugar que él vio donde había banderas de la izquierda fue en el edificio de la CUT (Central Única de Trabajadores), donde hoy está la Universidad de Los Lagos, en la Serena N° 77.

La familia estaba abrumada anímicamente mientras muchos de los vecinos celebraban. El jueves 13 de septiembre Juan no fue al liceo y su hogar fue allanado al mediodía por un enorme operativo militar. "El mundo cambió para nosotros. Ese día éramos sólo cuatro personas en la casa y llegó un camión con soldados, un jeep y una ambulancia; golpearon a mis padres con las culatas y con combos, rompieron las paredes y destruyeron todo buscando armas. Nos llevaron al Regimiento Sangra que estaba cerca, donde está hoy el Jumbo. Nos metieron en los talleres y bodegas, siempre tapados con un saco, durante 3 días. Ahí nos torturaron con una picana eléctrica. Luego nos trasladaron por un día a la base aérea de La Chamiza".

Hasta hoy Juan Vásquez agradece a un militar que hizo gestiones para que pudieran liberarlos. Desde ese momento se prepararon para el exilio, ya que además les habían quitado la patente municipal. "Teníamos un hermano que vivía en Neuquén, trabajaba como auxiliar para la empresa de buses Lanín. En enero de 1974 mis padres llegaron a Argentina, pero con mi hermano Carlos, de 17 años, nos quedamos solos. Para poder sobrevivir íbamos a acarrear maletas a los trenes, a los buses. La familia nos cerró las puertas", comenta.

Cuando su hermano y él juntaron el dinero para viajar a reunirse con sus padres en Argentina, en marzo de 1974, los "militares en la frontera no nos dejaron pasar". Aún recuerda que volvió solo a la casa y a los 15 días llegaron 4 marinos a allanarla por llamadas de los vecinos. "Me pegaron y me llevaron al cuartel de la PDI (Egaña 60), donde me torturaron durante los primeros cinco días. Estuve detenido 33 días. Eran muchos campesinos los que estaban allí, la mayoría no sabía porque estaba detenido".

Otro golpe de estado

Juan Vásquez tuvo la suerte de ser liberado gracias al cocinero de la PDI que lo conocía cuando hacía los repartos de comida del local de la feria que les quedaba frente a ellos. "En mayo de 1974 vino mi hermana Menita desde Argentina y logró hacerme pasar por auxiliar de la empresa de buses. En la ciudad de Centenario nos reencontramos con mi mamá, lloramos mucho porque lo perdimos todo". En agosto de 1975 con su hermano Orlando fueron a vivir a la ciudad de Mar del Plata.

En Argentina también se produjo un golpe de Estado, en marzo de 1976. "Tuvimos una experiencia más brutal que la de Chile, además de que éramos indocumentados. El que nos había contratado y pagaba la pensión tenía un hijo que era montonero y en enero de 1977 nos fueron a detener a las 3 de la mañana. Nos tiraron a una camioneta boca abajo, sobre una lona. Cuando nos llevaban a la Cuarta Comisaría vi que mi camiseta estaba llena de sangre por los cadáveres de los ejecutados. Estuvimos un mes detenidos. Los de inteligencia igual nos torturaron con electricidad y nos daban comida para perro".

Cuando lo liberaron volvió solo a Santiago, en marzo de 1977. Deambuló por casas de amigos y tuvo que vivir 8 meses en la calle. Ahí de nuevo los militares le detuvieron. "Me enjuiciaron porque no había hecho el servicio militar. Finalmente, por la Ley de Amnistía de 1978 me liberaron".

En el verano de 1979 volvió a su querido Puerto Montt, donde gracias a otro convoy militar retornó a su casa.

"Me enjuiciaron porque no había hecho el servicio militar, pero ¡cómo me pedían eso luego de todo lo que había pasado! Finalmente, por la Ley de Amnistía de 1978 me liberaron"