El envejecimiento de la población es una realidad. Es evidente que desde hace unos años la natalidad en el país muestra retrocesos que hacen insuficiente asegurar el recambio generacional. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) presentó las cifras provisionales de estadísticas vitales, que confirman la tendencia de los últimos años respecto de la disminución de nacimientos, cifra que en 2021 alcanzó un 9,1% con relación al año anterior. De los 177.255 nacidos vivos en ese año, 90.355 fueron hombres, lo que equivale al 51% del total, mientras que 86.883 nacimientos fueron mujeres, lo que representó el 49%.

Esta situación abre un problema estructural, ya que se observa una población en franco envejecimiento, a menos que como sociedad se trabaje en políticas de incentivo a la natalidad. Sea cual fuere la decisión, no parece que Chile esté adoptando las correcciones para enfrentar tal desafío. No hay políticas que incentiven la natalidad, a fin de asegurar una masa laboral que permita un ritmo económico ascendente.

Tales luces darían cuenta que el tema económico es capital al definir el número de hijos. Por ello, el grueso de la clase media estima como ideal el número de uno a dos hijos, cifra manejable en términos de los costos que implicaría su cuidado y especialmente por la inversión requerida en educación, que se ha ido extendiendo.

Se ha pasado, en el plazo de una generación, desde una exigencia de educación secundaria hasta una profesional o técnica, lo que implica al menos cinco años de estudios de pregrado. Y hay otro fenómeno global: el fuerte ingreso de la mujer al mundo del trabajo, por lo que se ha postergado la familia por la búsqueda de recursos y el necesario crecimiento de ese segmento. Las estimaciones dicen que el envejecimiento poblacional en Chile seguirá aumentando. Todas las regiones evidencian un proceso creciente en este ámbito.

Es necesario preguntarse qué quiere el país respecto de su futuro demográfico. La respuesta tiene un vacío, pues el tema no ha logrado instalarse en el debate público. Es necesario revertir esta tendencia y por ello deberían atacarse de raíz las consideraciones que afectan el número de nacimientos, porque las familias relacionan el número de hijos a sus condiciones económicas o al costo que significa su atención y desarrollo.

La Isla Tenglo experimenta desde hace ya varios años un conjunto de situaciones que complican cotidianamente a sus habitantes. Conocidas son las carencias de agua potable y de electrificación en buena parte de la isla. Las empresas sanitaria y eléctrica no han llegado a la isla con soluciones eficientes, apelando a la baja demanda por sus servicios. Aseguran que no les resulta rentable.

A estos problemas se suman una vialidad precaria -faltan caminos y los que existen están en malas condiciones- y una gestión insuficiente de los residuos, tanto los domiciliarios como aquellos que, por acción de terceros, llegan al canal de Tenglo, generando contaminación ambiental y visual en el borde costero. La comunidad organizada de la isla ha manifestado en reiteradas oportunidades el sentimiento de abandono que les embarga.

Cuando en 2009 la municipalidad incluyó a la Isla Tenglo como zona urbana dentro del plan regulador comunal, lo hizo con la convicción de que, en los años siguientes, las instituciones -no sólo el municipio- harían lo necesario para dotar a ese territorio de las condiciones adecuadas para mejorar la calidad de vida de los vecinos.

Tristemente, nada de ello ha ocurrido. Al contrario, eventualmente se ha utilizado el argumento de la condición urbana de Tenglo para justificar una falta de acción incomprensible que se extiende ya por más de una década. Y cuando se piden explicaciones, algunas autoridades se limitan a realizar un catastro de las dificultades, en vez de proponer y ejecutar soluciones.

La transformación de la Isla Tenglo en una zona urbana puede ser una oportunidad para elevar la calidad de vida y asegurar un mejor futuro para sus habitantes. Ello requiere, entre otras tareas, ampliar la cobertura y acceso a los servicios básicos, mejorar la calidad de los caminos y hacer más eficiente la recolección de basura. No son los únicos desafíos, pero sí los más urgentes.

Probablemente, hacer frente a esta realidad requerirá mayores esfuerzos humanos, técnicos y económicos, los mismos que muchas veces se han empleado en otras iniciativas bastante menos relevantes.

Sin duda, esta tarea requiere de un esfuerzo conjunto que involucre a las autoridades, a las empresas proveedoras de servicios, a la sociedad civil y a los residentes en la implementación de soluciones sostenibles, efectivas y duraderas.

80 años | 25 de septiembre de 1943

Informarán sobre reforma a Ley de Contadores

Para el 28 de este mes quedó fijado el encuentro de contadores de Puerto Montt, en el Instituto Comercial. En la oportunidad, el secretario general del Registro Nacional de Contadores, Humberto Meza, les informará acerca de la reforma de la que fue objeto la Ley de Contadores y sobre la aplicación de un nuevo arancel. La entrada será libre para todos los contadores.

50 años | 25 de septiembre de 1973

Buscan ordenar el Mercado de Angelmó

La Municipalidad de Puerto Montt dictó un decreto con las nuevas disposiciones que regirán en el Mercado de Angelmó y que tienen por finalidad ordenar este sector. Se indicó que se procederá a mejorar la presentación de los kioskos, mientras que los comerciantes estarán obligados a obtener patentes con el giro comercial que les corresponda y pintar sus locales de forma armónica.

10 años | 25 de septiembre de 2013

Daem de Puerto Montt lidera las multas

Más de $95 millones en multas suma el Daem Puerto Montt. Según cifras de la Superintendencia de Educación en su primer año de funcionamiento, sólo el primer semestre se han cursado más de $111 millones en infracciones a establecimientos municipales, de las cuales el Daem de Puerto Montt ocupa el 85,5%. La mayoría de las multas es por incumplimiento en la toma de asistencia.