Y a está claro que lo que más abundó en el proceso constitucional anterior, fue el amor. Incluso, la campaña del terror del rechazo, tenía ese aroma irresistible del amor romántico. Y como se sabe, el amor es más fuerte y más aún cuando se transformó en el artífice del rechazo. Fue emocionante ver gente -a menudo odiosa con el prójimo- que sufrió una conversión espectacular, y hasta citaron grandes obras literarias, que demostraban que el amor podía pasearse en gloria y majestad por los pasillos de la política. Claro, no faltó quienes consideraron esto último como una herejía, pues un proceso político con tal componente, no asegura finales felices tipo Corín Tellado ni teleseries chilezolanas, ni clasificatorias mundialistas.
La prensa consigna que en las encuestas gana el "En Contra", fundamentalmente porque la gente no quiere nada con la política y los políticos. Ese es un argumento de larga data, pues hace un par de años, el 80% dejó claro que no se quiere ni a los políticos ni al parlamento (8% y 4% de aprobación, respectivamente). Pero, a fuerza de amor, ganó el rechazo. Y los políticos y el parlamento tomaron la sartén por el mango y nombraron a sus "respectivos" expertos, que complementarían luego con los convencionales elegidos para el nuevo proceso.
¿Qué mejor demostración de amor que aquélla? Hubo gente que se quedó amarilla de tanto amor derramado. Luego, se habló mucho del "show" de la vez anterior, sin que nadie saque cuentas que esta vez el "show" ha sido el doble o el triple, pero con corbata. El absurdo se instaló ante nosotros y asistimos al desfile de medioevales caballeros a los que sólo les faltó en su propuesta la obligación de uso del "cinturón de castidad", en ausencia del marido. Debe haber sido un "olvido involuntario".
Ahora, por supuesto, vienen las campañas del terror. El que vote en contra que sepa desde ya, que el grupo Hamas nos puede lanzar misiles de un momento a otro. Se hablará de los fondos de pensión - ya se habla -, que son rigurosamente tuyos, aunque todos sabemos que las AFP hacen negocios redondos con ellos, pero como son de tu propiedad, tú pagas las pérdidas. Con el mismo amor que las isapres, deudoras de más de 1.400 millones de pesos, pero que logró una módica "rebajita" de mil millones. O sea, ahora debe 400, pagaderos a unos 10 años, y en especies. Qué bueno, fíjese. La libertad de elegir se mantiene intacta, aunque no podamos elegir, pero eso es un detalle.
Respecto a la Constitución, necesitamos una que no sólo "nos una", sino que nos reúna. Pero sería prudente que esta vez fuese sin tanto amor. No está demás recordar que una de los formidables novelas de García Márquez, se titula "Del Amor y Otros Demonios".