La mala idea de no conversar a tiempo
Resistencia a planta eólica hace pensar sobre cómo se comunican estos proyectos.
Las energías renovables son aquellas que se obtienen de fuentes naturales inagotables, como el sol o el viento. Estas energías son limpias, ya que no emiten gases de efecto invernadero ni otros contaminantes que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático. El cambio climático es una amenaza real y urgente para la humanidad y el planeta, que ya está provocando graves consecuencias, como el aumento del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, las sequías y las inundaciones. ¿Ejemplo de ello? Este año Chile ha estado plagado de episodios de lluvias extremas, en particular en la zona centro sur, que incluso tuvo como efecto la pérdida de vidas humanas.
En tal contexto, el 9 de noviembre El Llanquihue, en su sección Tema del Día, dio cuenta que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Los Lagos admitió a trámite el proyecto Parque Eólico Los Portones, cuya implementación considera una inversión estimada en US$250 millones. La iniciativa, que está en proceso de calificación, considera la construcción de un parque eólico de 27 aerogeneradores, que en conjunto podrán ofrecer hasta 167,4 MW.
Hasta acá, todo miel sobre hojuelas. Sin embargo, en aquella publicación, llaman la atención los dichos del alcalde de Calbuco, Juan Francisco Calbucoy, quien se mostró contrario a la instalación de esta central en su comuna. ¿Razones? Potencial destrucción de napas subterráneas en la instalación de las torres, nulo aporte del proyecto generador en disminuir las cuentas de electricidad de los calbucanos. Y su juicio es categórico: "Al ser perjudicial, nos oponemos claramente a dicho proyecto". Aquí algo no calza. Y ello no es culpa necesariamente del citado alcalde. Parece ser algo más profundo, frecuente en inversiones que no son dadas a conocer antes de iniciar sus trámites para materializarse. ¿Tiene razón Calbucoy? Sin duda, hay puntos plausibles en su reclamo. Sin embargo, a la hora de sopesar los beneficios para Chile, y por supuesto la humanidad, el beneficio de apostar por energías no contaminantes están por sobre cualquier prejuicio. Es hora que, de una vez por todas, los proyectos de alto impacto en los territorios sean conversados y consensuados con quienes viven ahí. Porque si seguimos así, la vida tal como la conocemos tiene los días contados.