Terrazas en la zona céntrica
Razón hay para recuperar los espacios públicos, pero también en admitir que este sector de Puerto Montt requiere un cambio urgente para que la gente regrese.
Durante la pandemia, cuando había severas restricciones sanitarias para la aglomeración de personas, con definición de aforos según los metros cuadrados disponibles en ambientes cerrados, la construcción de terrazas sobre las veredas en Puerto Montt fue una tabla de salvación para un sinnúmero de restaurantes del sector céntrico que ya venían golpeados desde la época del estallido social. En su momento, el municipio anunció la elaboración de una ordenanza que permitiera regular la mantención de estas estructuras, pero el tiempo pasó y no hubo grandes novedades que le entregaran certezas u orientaciones a los propietarios.
Ahora, la casa edilicia parece estar dispuesta a regular este fenómeno, obligando al desarme de las terrazas ya levantadas y anunciando, una vez más, que se preparará una ordenanza que autorice estas estructuras según los criterios que se definan. Como era de esperarse, tal disposición ha generado molestia en los restaurantes del centro. Las terrazas pasaron a ser parte del paisaje urbano y de la oferta de los locales, que gozaban de más metros cuadrados (ya sin las restricciones de aforo) y, por consecuencia, de mayores opciones de consumo de parte de la clientela.
Como en tantas cosas, hay dos visiones que, por difícil que parezca, necesitan conciliarse. Por un lado, tiene razón la municipalidad en su intención de recuperar los espacios públicos que, para bien o para mal, fueron tomados por los restaurantes en los aciagos meses de la pandemia. En algunos puntos, tales edificaciones obstaculizan la visión de las cámaras de seguridad, dificultan el tránsito de los peatones y algunas, incluso, amanecen con evidentes signos y aromas de suciedad.
Por el lado de los restaurantes, ha de admitirse que el deterioro del centro de Puerto Montt ha alcanzado tal magnitud, que las terrazas en cierta forma han suavizado el impacto en los locales comerciales, beneficiando la actividad económica y, por ende, la generación de empleo. Si se quiere erradicar las terrazas, al menos se debería garantizar un centro seguro y ordenado, pero aquello no es el caso.
En virtud de visiones tan distintas, no queda más que acercar posiciones. El centro de Puerto Montt pide a gritos un giro para que vuelvan las personas en un entorno de mayor seguridad y oferta comercial.