Argentina: ¿Terapia de shock?
Si de algo se sabe al otro lado de la cordillera, es de shocks, de distinto tipo claro está. En lo más reciente, son testigos de cómo se dibuja una serie de medidas que impactarán de manera relevante a la economía en los próximos meses, asestándole un shock que, al menos en el corto plazo, será difícil de digerir. El ministro de Economía argentino comunicó algunas de las medidas que él mismo calificó como necesarias para "erradicar nuestra adicción al déficit fiscal", medidas tendientes a resolver una serie de desequilibrios que hoy día existen, y que no es posible de sostener en el futuro.
Se trata de acciones que requieren de mucho coraje, de "apretar los dientes" por así decirlo, puesto que los efectos que tendrán en el corto plazo serán dramáticos desde el punto de vista de la actividad económica. Entre esas medidas está la no renovación de contratos laborales del Estado con menos de un año de vigencia, la reducción del número de ministerios y secretarías, y una devaluación de la moneda local de más del 50%.
Lo importante a partir de ahora es ser, como decimos los economistas, "intertemporalmente consistentes". ¿Qué quiere decir eso? En términos muy simples, cuando llegue el momento de implementar estas medidas y cuando comiencen a materializarse sus efectos, las autoridades mantengan la agenda y no la modifiquen como consecuencia de, por ejemplo, el temor a los descontentos que generará, y a los conflictos que con toda seguridad surgirán. Note que la evidencia empírica muestra que devaluaciones de la moneda, contracciones bruscas de la actividad y aumentos en desempleo, predicen con alta probabilidad la caída de las autoridades económicas, como el ministro de Hacienda (Finanzas) o el presidente del Banco Central (Frankel, J.: Mundell-Fleming Lecture: Contractionary Currency Crashes in Developing Countries. IMF Econ Rev 52, 149-192, 2005).
Vaya desafío para una economía que en el pasado nos ha acostumbrado a caer en default, al no ser capaz de cumplir con sus compromisos financieros. La pregunta es si Argentina será capaz de mantener ese compromiso. Sin embargo, y acá está la clave, en el mediano y largo plazo, esta es la mejor inversión que pueden hacer nuestros vecinos. Resolver estos desequilibrios les permitirá mirar un mediano y largo plazo con más optimismo, y sentar las bases sobre las que podrán construir una estrategia de sostenido crecimiento, progreso y desarrollo, no sólo para ellos, sino que para otros países de la región.