Modificaciones a la "sociedad conyugal"
En el Congreso está avanzando, después de años de tramitación, una ley que equilibra el régimen patrimonial.
En Chile se celebran alrededor de 70 mil matrimonios por año. En la época de la pandemia disminuyó bruscamente la cifra, pero los índices ya regresaron al promedio mantenido hasta 2019; aunque están muy lejos de lo 8,8 enlaces por cada cien mil habitantes (tasa de nupcialidad) de los años 60.
También las edades han variado. Si en los '90 bordeaban los 25 años; ahora se empinan en los 35.
Pero hay algo respecto de las uniones que ha cambiado muy poco: la mayoría está bajo el régimen patrimonial de "sociedad conyugal", es decir, el sistema en el cual los esposos suman la totalidad de sus ingresos, pero el hombre es considerado siempre el administrador de ellos.
Esta fórmula es una de las tres opciones que tienen los contrayentes para elegir al momento de casarse; pero al observar antecedentes entre 1990 y 2022 se aprecia que el 65% ha optado por ella; mientras que la "separación de bienes" (cada quien mantiene y administra sus bienes) sólo fue elegida por un 33% y la "participación en los gananciales" (administración individual y ganancias compartidas) por 2%.
La "sociedad conyugal" fue establecida en el año 1855 y se aplica para todas las parejas que no manifiesten expresamente su voluntad de regirse por alguna de las otras opciones. Tiene una cláusula abierta por el Decreto Ley N°328 que consagra "el patrimonio reservado de la mujer casada", pero el marido siempre puede disponer del "patrimonio familiar".
Cambiar este punto es una propuesta que se ha discutido desde 2008 en el Congreso y el pasado miércoles 20 de diciembre experimentó un avance, luego que la Comisión Mujer y Equidad de Género del Senado despachara a la sala el proyecto de ley que la modifica y establece "la plena igualdad entre los cónyuges en la administración de los bienes" y reconoce "la total capacidad de la mujer para la administración de sus bienes".
La tramitación de esta ley constituye un avance sustantivo en la equidad de género, dejando de lado una arcaica concepción en torno a la preeminencia de los hombres, por sobre las mujeres, en asuntos relativos a la vida conyugal. Es probable que en las zonas rurales se produzca el mayor impacto de esta normativa,