Fortalecer la Fiscalía

En octubre del año pasado, el Gobierno del Presidente Boric envió al Congreso un proyecto de ley para el fortalecimiento del Ministerio Público. Por primera vez desde la generación de la Reforma Procesal Penal a inicios de este siglo, un Gobierno decide legislar para su fortalecimiento integral. Esto es un hecho altamente valorable y merece ser destacado.

No obstante ello, el proyecto enviado carece de ciertas cuestiones que son importantes. Por ejemplo, se plantea una nueva dotación extra de alrededor de 200 fiscales para todo el país. Cuando se generó la Reforma Procesal en el año 2000, se señaló que cada fiscal tendría como máximo alrededor de 800 causas al año. Hoy un fiscal puede procesar alrededor de 1.700 causas, es decir, más del doble.

Es preocupante, dada la crisis de seguridad que afecta al país hoy día, además de sus implicancias regionales, con un aumento sostenido del crimen organizado en todos los países de Sudamérica, que por ejemplo, según datos de la Fiscalía Nacional, de cada 10 homicidios, solamente en tres de ellos se puede identificar al autor del crimen. En siete homicidios no se sabe quién cometió el hecho. La impunidad es una cuestión que afecta gravemente al Estado de Derecho y a la calidad de las instituciones democráticas de nuestro país, lesionando la fe pública y la credibilidad del sistema judicial. Para lograr mayor eficiencia y mejores resultados en la persecución penal, tener una dotación adecuada de fiscales en todos sus estamentos, además de equipos multidisciplinarios robustos que permitan que la persecución penal sea llevada adelante, es imperativo que el Estado de Chile invierta todos los recursos que sean necesarios para lograr este objetivo.

La crisis de seguridad no se combate con miradas unidireccionales, no es aumentar las penas para determinados delitos o aumentar la cantidad de policías. Hago un llamado al gobierno a robustecer la legislación que ha enviado al Congreso, generando los espacios presupuestarios correspondientes para que podamos tener un Ministerio Público a la altura de los desafíos que tiene Chile.

Jaime Sáez, diputado RD Distrito 26

Derechas y statu quo

Silenciosamente se está gestando una división conceptual entre dos corrientes dentro de la derecha en nuestro país. Por un lado, se encuentra una facción que ha defendido de manera consistente la noción de un país austero, con bajos impuestos y un enfoque en el crecimiento económico. Por otro lado, emerge una corriente que parece conformarse con un escenario marcado por elevados niveles de inflación, una expansión abrumadora de impuestos y un crecimiento económico notablemente deficiente.

En lo sucesivo, la derecha chilena se verá enfrentada a la reflexión crucial sobre mantener la defensa de los beneficios derivados de una economía libre o, por el contrario, ceder ante una disminución sistemática de libertades económicas.

En cuanto a la segunda facción de la derecha, surge la interrogante de si alguna vez tuvieron un genuino interés por ideas conceptualmente 'liberales' o si, más bien, su objetivo siempre ha sido la preservación de un 'statu quo'.

Cristóbal Quiroz Navarro

Comidas con Zalaquett

Hace unos días, mientras dijo una y otra vez que no se había incumplido la ley, el Presidente afirmó a raíz de las comidas en casa de Zalaquett: "Mi mandato es dialogar hasta que duela". Esa frase alude a negociar perdiendo algunas cosas (eso es lo que duele) y ganando otras. Pero si estaban negociando gracias a la intervención de un lobbista, no es necesario ser muy letrado para saber que violaban la ley de lobby al no declararlo.

Si bien la ley de lobby no tiene dientes, es lo que hay y, mientras no se arregle, debe respetarse al menos formalmente.

Por otro lado, es sabido que cuando un grupo se sienta con cierto secreto alrededor de una mesa, el "pato de la boda" será el que no está sentado a la mesa, en este caso, más de 19 millones de chilenos. Eso también duele o, mejor dicho, decepciona.

José Vidal

El error de Ossandón

El senador Manuel José Ossandón, muy fiel a su estilo, ha levantado una polvareda absolutamente innecesaria respecto a los comicios por el sillón edilicio de la comuna de Puente Alto, donde por un lado están las legítimas aspiraciones de su sobrino, Felipe Ossandón, y por el otro una política de fuste y trayectoria como es el caso de la Dra. Karla Rubilar.

Lo que no se entiende es que, a todas luces y con un máximo de objetividad política, es evidente que la mejor carta de la derecha para ganar en Puente Alto es la de Rubilar, una mujer con trayectoria política, con calle y que entiende muy bien el mundo popular. Una política que ha ocupado cargos de enorme relevancia y que cuenta con el liderazgo no sólo para hacer una gestión comunal de excelencia, sino también mantener un bastión clave para el sector y que la izquierda ansía con fervor.

Por lo mismo no se entiende el afán de un senador, con trayectoria y tonelaje, como es el caso de Ossandón que arme una polémica absolutamente innecesaria por cuestiones de ego, por su eterna rivalidad con el ex presidente Piñera u otros.

Lo que se esperaría de un político como Ossandón es sensatez, generosidad y hacer política pensando en el bien del país, de las personas, de las vecinas y vecinos, y no buscar la satisfacción de gustos personales por simple pataleta. Parece más un principiante en política que lo único que busca es figurar, sin medir ni las consecuencias de sus acciones ni pensar en el bien del país obviando una cuestión básica de la política: toda acción tiene repercusiones y consecuencias.

Rodrigo Durán Guzmán