Lagos
¿Se acuerda usted de los "caza Lagos"? No se preocupe, yo tampoco me acuerdo de sus nombres. Sólo recuerdo que era un grupo de parlamentarios de partidos de derecha que declaraban que su objetivo principal en la vida era "cazar" al Presidente Ricardo Lagos en algún error o falta. Nunca lo lograron y sus nombres ya se perdieron en el olvido. Como también se van a perder en el olvido los nombres de los dirigentes del Partido Socialista -su partido- que, en 2017, decidieron no llevarlo como candidato presidencial y en su lugar postularon a un senador cuyo nombre probablemente usted también ha olvidado. Dirigentes que lo hicieron sin escatimar el maltrato ni prestar atención a los modales.
Sólo el nombre de Ricardo Lagos, que durante la semana que pasó nos anunció que se retiraba de la vida pública, perdurará. Porque el hombre que acaba de anunciar que se retira, fue uno de los estadistas más calificados que ha ocupado la Presidencia de la República a lo largo de toda la historia de nuestro país.
"Altura cívica"
Su vida entera está jalonada por episodios que hablan de altura cívica, de consciencia republicana, de habilidad política y de sabiduría. Y también de valentía y coraje personal. Un solo gesto suyo, apuntando con un dedo acusador al dictador a través de las pantallas de la televisión, en el ya mítico programa De Cara Al País de Raquel Correa, sirvió en parte para acabar con el miedo que éste todavía inspiraba.
Esa noche y ese dedo fueron el símbolo del comienzo del fin de una dictadura. Y tuvo la misma valentía para enfrentarse al presidente de los Estados Unidos George W. Bush y al primer ministro de Gran Bretaña Tony Blair al negarles el apoyo de nuestro país a su decisión de invadir Irak sin respaldo de evidencias que justificaran su decisión (que la historia, poco tiempo más tarde, le dio la razón al Presidente Lagos al no encontrase las armas de destrucción masiva que fue el argumento para una operación militar a gran escala en el Golfo Pérsico, cuyas consecuencias aún las estamos viviendo trágicamente).
Y lo mismo hizo con el presidente de Bolivia en una Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y Gobierno a quién con su estilo frontal, no le aceptó diatribas contra nuestro país.
"En medio de aplausos"
Inició su gobierno bajo el manto de la duda y las suspicacias de la derecha y los empresarios. Terminó su gobierno en medio de los aplausos de la derecha y los empresarios. Pero particularmente finalizó con el respeto enorme de todo un país que vio en su gobierno y en su persona dignidad y estatura moral.
Y ello no obstante que había encabezado el gobierno más progresista de toda la transición. La lista de realizaciones de su mandato es tan larga que cuesta enumerarla completa. Tratados de libre comercio con Estados Unidos, China y la Unión Europea; desarrollo de la infraestructura vial y de obras públicas, mediante una política de concesiones hasta entonces inédita en nuestro país; implementación de la reforma procesal penal; implementación del "Plan Auge" en salud y del financiamiento de la educación con créditos con aval del Estado; ley de divorcio; ley que modificó la exigencia de presentación de antecedentes para dar curso a demandas de reclamación de maternidad o paternidad.
¿Fue todo perfecto?
Sin duda que no.
Pero el gran objetivo de Ricardo Lagos era demostrar que un hombre de izquierda (después del gobierno de Salvador Allende) podía generar estabilidad institucional, impulsar políticas públicas con profundo sentido social, crecimiento económico e insertar a Chile en el mundo.
Logró el apoyo incluso de la oposición para estas profundas transformaciones de aquellos que al inicio de su mandato creían ser sus adversarios políticos, mediante el diálogo y la persuasión; mediante el rigor intelectual con que supo convencer y así poner en práctica el significado más profundo de la política.
Ello explica, también, que lograra la modificación prácticamente total de la Constitución heredada de la dictadura, dando lugar a aquella que hasta ahora nos rige. Y que lo hiciera sin llevar al país a la división y a la polarización a que los intentos recientes de reforma constitucional nos han llevado.
"Vigorosa presencia"
Una vez que dejó la presidencia siguió manteniendo una vigorosa presencia nacional e internacional, sin mezquinar su participación en todas las ocasiones en que fue llamado a colaborar o hacer aportes.
En todas esas actividades continuó revelando su capacidad de adelantarse a temas y desafíos, como la revolución digital o la producción de energías renovables, de las que recién ahora estamos tomando plena consciencia, ganándose incluso el apodo de Capitán Planeta. Y en todo momento, también, mostró que muy pocas personas, como él, tenían la habilidad de tener una comprensión de los problemas que fuera capaz de integrar en una sola visión lo más pequeño y lo más grande, lo comunal, lo nacional y lo internacional.
Es imposible no hacer la comparación entre el Presidente Lagos y quienes quisieron destruirlo, como siempre ocurre desde las posturas extremas. Un sector de la derecha permanentemente obstruccionista a su gestión, y posteriormente sectores como el Frente Amplio, quienes vieron en él y en sus realizaciones, un objetivo a destruir. U otros, desde sus propias filas, que pretendieron ignorar su estatura política y moral y trataron de reducirlo a su propio enanismo moral.
Y también resulta imposible no compararlo con nuestros actuales gobernantes. Su mensaje de despedida hace inevitable preguntarnos qué puede haberle ocurrido a nuestro país para pasar, en tan poco tiempo, desde un momento en que la política daba lugar a un gobierno encabezado por Ricardo Lagos y el momento que vivimos ahora.
Los políticos suelen ser retirados de la política. Sólo Lagos podía retirarse él mismo, con la misma dignidad y altura intelectual con la que practicó la política y gobernó.