Cinco adoptados en forma irregular se encontraron con sus familias en Chile
ADOPCIÓN ILEGAL. Los ciudadanos estadounidenses, cuyas edades bordean los 40 años, fueron sustraídos entre 1973 y 1989. Una fundación trabaja en reconectar a las familias mediante exámenes de ADN. Se estima que 20.000 niños fueron vendidos.
El Aeropuerto de Santiago fue el lugar donde ayer cinco ciudadanos estadounidenses, dados en adopción de manera irregular entre 1973 y 1989, se reencontraron con sus familias biológicas chilenas, tras las gestiones de una fundación que monitorea y comprueba estos casos mediante exámenes de ADN.
"Lo que funcionaba en Estados Unidos eran agencias de adopción completamente legales. Los papás que querían acceder a esas adopciones lo que hacían era completar todos los pasos de una adopción normal: eran evaluados por asistentes sociales y por un informe de la Iglesia para ver si podían o no adoptar", explicó el vicepresidente de la fundación Connecting Roots, Juan Luis Insunza. "Más de 20.000 guaguas salieron bajo esta figura de adopción forzada entre 1973 y 1989. Quisimos simbolizar la magnitud del problema en nuestro país".
En este proceso ilegal "finalmente todos podían" adoptar", dijo el ejecutivo, "porque lo que estaban haciendo era, a través de los costos operacionales del proceso, cobrar y vender a esos niños. Estas familias no sabían que estaban causando este dolor de que estaban comprando un niño".
"una nueva vida"
Una de las cinco personas que llegaron ayer en Chile para reencontrarse con sus orígenes, tras realizar exámenes de ADN y asesoría psicológica, fue Ben Fruchter, nacido en Chillán en 1988, quien cuando era muy pequeño fue internado en un hospital, desde donde fue secuestrado.
Su papá adoptivo supo de esta situación en Chile y animó a Fruchter a buscar a su familia biológica, tras lo cual se enteró que es el menor de ocho hermanos, y ayer fue recibido por uno de ellos, Jonathan Figueroa: "Como familia estamos muy emocionados recibiéndolo a él, tratando de comunicarse un poco debido a que no conoce muchas palabras en español, nosotros en viceversa".
Figueroa recordó que, no obstante, "siempre supimos de la existencia de nuestro hermano. Aparecen todos sus datos en la libreta de matrimonio de nuestros padres. No supimos más de él, sólo una dirección en Santiago, a la cual fuimos a ver varias veces y después nos dieron a conocer que era la dirección de una fundación que hacía adopciones ilegales".
"El reencuentro ya viene ahora después de muchos años. Estuvimos hace un año en contacto, hace unos cuatro meses legalmente por exámenes de ADN nos confirmaron que era él. Pero en el primer contacto nos mostraron una foto suya y era nuestro hermano, lo dimos por firmado, porque el parecido físico es bastante", señaló Figueroa en el aeropuerto.
Fruchter agregó que "no recuerdo nada de Chile, era muy joven en ese momento (de su adopción). Estoy muy feliz por verlos, no puedo esperar a iniciar una nueva vida".
Un bombero
El creador de la fundación es el bombero estadounidense Tyler Graf, quien ayer también se reunió con su mamá, Hilda Quezada, luego de haber sido separados en Temuco, durante 1983, cuando tenía diez meses de edad.
Connecting Roots señala en su página web que el ciudadano estadounidense ha colaborado en la reunión de 37 familias, y en 2021 pudo contactarse con su mamá, luego de que un bombero chileno que visitaba EE.UU. averiguó sobre ella.