Correo
Humedales de Lenca
Al terminar unas extrañas vacaciones, con un clima incierto, con incendios sin precedentes en distintas zonas de nuestro país, que arrasaron con hectáreas de bosque nativo, me pongo a pensar, ¿dónde queda el medio ambiente en Chile?
Es verdad que el gobierno está avanzado con medidas y leyes sobre el medio ambiente y su protección, pero esto no llega a resolver ni la mitad de problemas medioambientales que se presentan.
Para darnos una esperanza, en el congreso se presentó un proyecto de ley que protege los Humedales Rurales, pero quedó estancado y es por esto y muchas otras razones que hace dos meses fundé una agrupación social medioambiental llamada "Queltehues de Lenca", donde buscamos como principal objetivo proteger este humedal costero y los humedales aledaños a nuestra localidad.
Con suma urgencia se espera que avancen los proyectos de ley presentados en el congreso y que ordenanzas municipales se pongan en marcha para preservar nuestros ecosistemas y así ayudar a mitigar los efectos de la crisis climática.
Antonio Beyer, Agrupación Social Medioambiental Queltehues de Lenca
Humo de incendios forestales
El humo de los incendios forestales es una mezcla de gases y partículas pequeñas emanadas de la combustión de vegetales, materiales de construcción y otros al quemarse. De estos componentes, los gases tienen efecto tóxico irritativo y las partículas finas son las causales de mayor daño, ya que por su tamaño alcanzan la vía aérea más fina y los alvéolos, produciendo daño directo a la respiración y la oxigenación.
En personas con enfermedades respiratorias preexistentes- como, por ejemplo, asma, enfermedad bronquial obstructiva crónica, fibrosis pulmonar o cáncer pulmonar- el efecto del humo será desencadenar un proceso inflamatorio difuso de vía aérea desde la laringe a los bronquios, bronquiolos, alvéolos con edema, estrechamiento de vía aérea, obstrucción de bronquios, bronquiolos y, en casos más severos, edema de alvéolos y distrés respiratorio.
Frente a la aparición de síntomas respiratorios, la conducta inmediata es proteger a la persona con mascarilla, alejarla del sitio del incendio y del humo, controlar signos vitales como pulso, presión arterial, frecuencia respiratoria, audición de silbidos y saturometría. Si se cuenta con oxígeno, dar soporte y si se cuenta con inhaladores usarlos con aerocámara y precaución.
En pacientes crónicos respiratorios hay que recurrir a su terapia habitual y en caso de que no respondan adecuadamente trasladarlos a un centro asistencial.
Dra. Isabel de la Fuente, especialista broncopulmonar de Clínica Colonial
27F
Es conocido que la población de nuestro país está acostumbrada a los sismos, ya que somos (junto a Japón) los países "más sísmicos" del mundo. Por lo que es común minimizar los movimientos telúricos diciendo "es solo un temblor" y "ya va a pasar", o ver a conductores de noticias seguir comentando mientras todo se mueve. Sin embargo, la madrugada del 27 de febrero de 2010 el centro-sur de Chile fue repentinamente despertado por un gran terremoto de magnitud 8,8 y posterior tsunami, que generaron gran destrucción y muerte.
El denominado 27F está grabado en la memoria de los habitantes de las regiones afectadas, con innumerables experiencias vividas en los aproximadamente 3 minutos de duración del movimiento sísmico, el posterior tsunami y la seguidilla de réplicas. Los días y meses posteriores muchos especialistas explicaban las causas de este tipo de fenómenos, a 14 años de ocurrido no está mal repasar: los sismos corresponden a la percepción de ondas sísmicas provenientes de una ruptura (desplazamiento al interior de la tierra). El caso del terremoto del 27F corresponde a un terremoto de "interplaca" que ocurren producto del deslizamiento entre dos placas tectónicas que convergen ("chocan").
Si bien la población chilena conoce la experiencia de los terremotos, en el aspecto técnico y reacción frente a la emergencia queda mucho camino que recorrer. Los meses posteriores se enfocaron en la reconstrucción del territorio afectado y entregar información respecto de la naturaleza de estos fenómenos, sus consecuencias y cómo reaccionar frente a ello.
Sin embargo, el paso del tiempo relega la prioridad de estar preparados frente a una amenaza, como tener un plan de reunión familiar, ubicación de zonas seguras, "kit" de emergencia a mano, entre otros. También se olvidan los planes de diseño urbano y construcción adecuada para minimizar los efectos de los terremotos y tsunamis en las zonas costeras.
Diego Mardonez, doctor en Ciencias Geológicas, UNAB
Permisos de circulación
A propósito que los municipios ya se frotan las manos por la llegada de recursos frescos de los permisos de circulación, ¿habrá algún plan para ocupar ese dinero en las calles en mal estado?
Enrique Cortés