Redacción

La Asociación de funcionarios del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) publicó ayer un comunicado sobre la petición de renuncia al director nacional, Álvaro Hormazábal, por parte del Gobierno durante la noche del viernes: fue "política y no técnica".

"Lamentamos profundamente la decisión adoptada por el Presidente (Gabriel Boric), quien injustamente hace responsable a nuestro servicio de los problemas generados por los municipios afectados por la catástrofe y el Cogrid (Comité de Gestión del Riesgo de Desastres) regional", siendo esta última la "instancia a cargo del manejo de la emergencia", como los recientes incendios en la Región de Valparaíso, al igual que las inundaciones ocurridas el año pasado.

El Ejecutivo argumentó su decisión en la "necesidad de darle un nuevo impulso al organismo", pese a que Hormazábal tenía un año en el cargo. Esta resolución, continuaron los trabajadores, es de "carácter político y no técnico, no busca necesariamente mejorar estos problemas, sino que más bien contribuye a potenciar la imagen de gobiernos locales que no han estado a la altura de la catástrofe".

La Moneda "ha tomado la decisión sin evaluar adecuadamente las causas que generan las dificultades de coordinación y mejor respuesta del sistema frente a las catástrofes o desastres", afirmaron.

Retrasos en pagos

La asociación de funcionarios destacó también que "el flujo de compras de productos y servicios a proveedores mediante los fondos de emergencia, que implican pagos que tardan más de tres meses, hace muy difícil encontrar empresas que estén dispuestas a esperar ese tiempo para recuperar sus inversiones", en materiales de construcción o artículos de primera necesidad.

"No obstante lo anterior, y atendiendo la necesidad de las personas que resultaron damnificadas, desde nuestro servicio (Senapred) se han estado redoblando los esfuerzos para ir aumentando el levantamiento de viviendas de emergencia" en las zonas afectadas, donde a comienzos de febrero el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, anunció "una capacidad de producción de 400 viviendas de emergencia por semana".

Los trabajadores, asimismo, se refirieron al cambio de nombre de Onemi (Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior) a Senapred, donde les asignaron "nuevas responsabilidades con una escuálida inyección de recursos financieros y de personal" que, en el caso de la emergencia en Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, fue de "30 funcionarios, incluidos los refuerzos".

Finalmente, la agrupación señaló que Hormazábal fue "reconocido como una autoridad técnica elegida por el Sistema de Alta Dirección Pública y no por cuoteo político, que siempre tuvo una preocupación genuina del personal bajo su mando y que conocía las dificultades que surgen en este tipo de emergencias".

El diputado de la comisión de Emergencia, Cristián Araya (Republicano), dijo a radio Cooperativa que "el director de Senapred debía asumir la responsabilidad ante el desastre ocurrido en Viña del Mar, pero no es la única autoridad que tiene que asumir sus responsabilidades, el municipio (también) tiene responsabilidad en la muerte de más de cien personas y la pérdida de miles de hogares".

Los alcaldes de la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH) y de la Asociación de Municipios Rurales (AMUR) rechazaron la propuesta del Servicio Electoral (Servel) de realizar las elecciones municipales y regionales de octubre en dos jornadas.

Pese a que aún no es oficial, el presidente del Consejo Directivo del Servel, Andrés Tagle, presentó la idea de realizar los comicios en dos días, debido a la complejidad de las papeletas, el tamaño del padrón electoral y los tiempos promedio para emitir el sufragio.

"La propuesta es un desgaste para los funcionarios municipales, Carabineros, transporte y personal en general, y hacerlo en dos días no garantiza que el proceso sea más ágil o simple", señaló Gustavo Alessandri, presidente de AMUCH, quien -en cambio- pidió mantener las elecciones en una sola jornada y "aumentar el número de locales de votación".

Desde la AMUR, su presidente, Jaime Escudero, estimó que "esta propuesta es centralista y no piensa en las realidades locales", aduciendo los problemas de transporte que hay en varias localidades del país, y plegándose a la idea de que haya más locales y solo una jornada de votación.

"Hoy duerme su gloria eterna en la cámara ardiente de Moscú el camarada José Stalin. El amado conductor de los trabajadores del mundo, el más grande, profundo y noble amigo de la humanidad. Hombres y mujeres de todas las naciones han sentido el corazón traspasado por un dolor que antes sólo estallaba ante la muerte de un familiar muy querido. Ha muerto el más humano de todos los hombres. Ningún balance de vida humana es más pleno y fecundo (…) Dio abundancia y existencia dichosa a su pueblo". Así se expresaba en El Siglo, medio de prensa del Partido Comunista, el destacado líder de ese partido Volodia Teitelboim, a propósito de la muerte del dictador soviético en marzo de 1953. No hay que tener conocimientos históricos muy profundos como para saber que el estalinismo no fue precisamente un régimen democrático. Pero los comunistas criollos fueron siempre muy fieles a Moscú. Un ejemplo extremo al respecto se dio cuando se enteraron por la prensa de la firma del pacto nazi-soviético de 23 de agosto de 1939. De un día para otro, Hitler, máxima encarnación del enemigo fascista, pasaba a ser socio de Stalin - y lo sería hasta que sus tropas invadieron la Unión Soviética en junio de 1941 - y, por lo tanto, de los comunistas chilenos que así defenderían dos formas muy particulares de "democracia": las dos grandes dictaduras totalitarias.

Como bien se sabe, se identificaron siempre con las "democracias populares" que se encontraban detrás de la cortina de hierro, donde las elecciones eran una farsa y sólo podían ser elegidos los candidatos del partido único, el comunista. Obligado a participar en las últimas municipales de la Alemania de Honecker - la del "muro de Berlín", de la que no se podía salir, porque tenía sus fronteras herméticamente cerradas - un médico de Rostock se negaba a participar aduciendo que era un poco mucho que se le exigiera elegir a los "guardias de la prisión".

Todavía el 2011, al morir el líder comunista de Corea del Norte - el más arcaico y cerrado de los regímenes marxistas actuales -, Kim Jong -il, el Partido Comunista chileno le enviaba a sus correligionarios de ese país asiático un sentido mensaje de pésame, el que destacaba el papel que este habría jugado en "la lucha por la construcción de una próspera sociedad socialista".

Cuando a propósito del secuestro y asesinato de un exteniente venezolano que había huido del régimen de Maduro se ha insinuado la posibilidad de que ese gobernante pudiera estar implicado en el crimen, los comunistas criollos han salido a defenderlo y se han negado a calificarlo como dictador. Por ello se les ha enrostrado el que serían un partido poco democrático. Ante estos ataques sus máximos dirigentes, en bloque, han salido a manifestarse como demócratas. "El PC es un partido altamente democrático, que no debe explicaciones a la derecha", señalaba hace pocos días uno de ellos. Esas líricas manifestaciones no parecen muy congruentes con el derrotero que antes se ha señalado y al que se podría agregar la constante defensa que han hecho del régimen cubano. A riesgo de ser tachado de "anticomunista" se puede afirmar que la adhesión de los comunistas chilenos a la democracia pareciera tener algo de instrumental y de circunstancial. Hay antecedentes que hacen temer que, si en algún momento pudieran llegar a tener el sartén por el mango, quizá buscarían aplicar en Chile el concepto de democracia propio de la Unión Soviética de Lenin y Stalin, de los países ubicados tras la "cortina de hierro" durante la Guerra Fría, de Corea del Norte o de Cuba. No parece ser este un futuro muy atractivo para la gran mayoría de los chilenos. No es esa la democracia que quieren.

*Académico Facultad de Derecho

Universidad de los Andes