Correo
Profesores normalistas
Con nostalgia leí el título y una foto ("Primer año medio Escuela Normal Rural Experimental de Ancud"), en el último suplemento Domingo. Es una imagen que marca un hito en la formación de profesores. Fue la esperanza de recuperar la vocación social del maestro rural, corazón no solo cabeza. A partir del año 1975 se traspasaron todos los edificios de las escuelas normales, que pertenecían al Ministerio de Educación, a las universidades e institutos formadores de docentes con el objetivo de formar los mejores profesores de Chile.
Recuerdo al ministro de Educación, profesor de Historia Horacio Aránguiz. Cómo nos ilusionamos de ver un futuro más próspero en la educación chilena. Defendimos junto al secretario ministerial de Educación de esa época, Benigno Zaralegui, profesor normalista de Valdivia, el último reducto de las escuelas normales, sede Ancud. No traspasamos el edificio a la UACh. Posteriormente se traspasó al municipio de Ancud.
Profesores de la secretaría ministerial de Educación, sede Puerto Montt, y de las cinco direcciones provinciales, Región de Los Lagos, presentamos la propuesta de crear un liceo técnico profesional denominado Escuela Normal Experimental de Ancud, con la intención que cumplido el ciclo de formación de Educación Media se creara una corporación que permitiría implementar un instituto profesional de formación docente, de nivel universitario. Haciendo una alianza con el municipio.
Nuestra propuesta consistía en la selección de los mejores alumnos de las escuelas básicas que querían ser profesores, con habilidades artísticas y deportivas asociadas a su rendimiento escolar y situación socioeconómica, preferentemente de escasos recursos. Durante seis meses se realizaron los planes y programas de estudio con profesionales del área de educación de la Secreduc y de las direcciones provinciales de Valdivia, Osorno, Chiloé y Palena. En el contexto de los decretos supremos número 1.673-2.305 de 1979 y el 10.274 de 1981 art. 32-385, consolidándose en el decreto del Ministerio de Educación el 22 de febrero de 1985, que crea la Escuela Normal Rural Experimental de Ancud. Esta crónica invita a encontrarnos en un futuro con los titulados de esa generación (1985-1989), para analizar y sacar conclusiones del momento histórico que vive la educación chilena, respecto al traspaso de las escuelas a los municipios y el regreso de ellas al Ministerio de Educación.
Alfredo Soto Vidal, profesor normalista. Escuela Normal Rural Experimental de Historia, jefe regional de Educación, 1985, Puerto Montt
Reenfocar la educación
Las discusiones que se han dado en temática educativa en los últimos días son sintomáticas a lo que ha pasado en Chile durante los últimos 20 años, que es la falta de foco. Sin duda, que todos los estudiantes tengan matrícula es fundamental, pero el debate en torno a la Ley de Inclusión, por dar un ejemplo, demuestra que tenemos los ojos puestos en el cómo y no en qué objetivo queremos lograr.
Todos los grandes problemas de la humanidad se han resuelto colectivamente y la educación no va a ser la excepción. En ese sentido, para trabajar colectivamente lo primero es entender muy bien cuál es el objetivo común que queremos perseguir. En base a las últimas cifras, en el sector socioeconómico más bajo, sólo el 4% de los estudiantes de segundo medio domina lo que tiene que saber en Matemáticas.
Frente a esa realidad, por supuesto que no hay libertad ni elección. Por ende, antes, o al menos en paralelo a todas estas discusiones de política, leyes y cómo mejorar la educación, lo primero es entender el objetivo: el aprendizaje fundamental de todas las niñas, niños y jóvenes en Chile.
Tomás Recart B. Director Ejecutivo Enseña Chile
Acusación a jueces
El 13 de marzo recién pasado, se presentó en el Senado un proyecto de reforma constitucional que busca incluir a juezas y jueces de los tribunales de primera instancia dentro del catálogo de autoridades susceptibles de ser acusadas constitucionalmente.
El control del poder de las autoridades estatales es siempre bienvenido, pero en la medida de que ese control no desnaturalice la función que se está controlando. Sin embargo, con el proyecto comentado ocurre justamente esto último. De aprobarse, la actividad judicial ya no consistiría en aplicar solamente la ley, sino en aplicarla en tanto ello resulte convincente para el poder legislativo.
Someter a jueces y juezas al poder del Congreso agregaría un control más a sus funciones, pero también le sumaría poder al parlamento, transformándolo -de paso- en el órgano del Estado con mayor capacidad de influencia sobre el resto y sin contrapeso alguno. Con jueces y juezas acusables constitucionalmente el Poder Judicial resultaría politizado, pero -igual e incluso más peligrosamente- también la política quedaría sin control. Algo insostenible en sí mismo, pero además paradojal por el momento en que se plantea: una época en que algunos sectores encienden alarmas por lo político o la politización de varias sentencias que se vienen pronunciando desde hace tiempo.
La existencia de acusaciones constitucionales o juicios políticos en contra de integrantes del poder judicial es una situación excepcional en los ordenamientos jurídicos. Es de esperar que aquello se mantenga en Chile pues cualquier interferencia en la actividad jurisdiccional afecta no sólo a quienes la ejercen sino también a todos los ciudadanos y ciudadanas.
José Ignacio Núñez, profesor de Derecho Constitucional. U. Autónoma
Relleno sanitario
Dadas las últimas informaciones conocidas, hoy el relleno sanitario La Laja seguiría arrojando los líquidos de la basura al medio ambiente, la empresa responsable sigue al mando y siguen en curso las investigaciones que nadie sabe en qué terminan.
Enrique Cortés