Como todos los años, se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Trabajo, recordando que el 1 de mayo de 1886, en Chicago, Estados Unidos, alrededor de 190 mil trabajadores iniciaron una huelga para conseguir mejores condiciones de trabajo y una jornada laboral de ocho horas.

El tema del empleo y la necesidad de tener ocupaciones de calidad ha sido complejo en los últimos años. Se afectó durante la crisis por el estallido social, cuando muchas empresas tuvieron que cerrar sus puertas, y luego recibieron el fuerte golpe de la pandemia. El bajo crecimiento de la economía ha seguido afectando la actividad, con bajas tasas de empleo.

Analistas y representantes sindicales han cuestionado lo que consideran carácter regresivo del empleo que se está creando en Chile, al decir que el crecimiento de los trabajadores por cuenta propia no sólo es preocupante como expresión de la tendencia a la informalidad laboral, sino que es una alerta respecto del tipo de ocupaciones que se están creando, sin protección social, de salud, y muy probablemente sin cotización para una futura pensión. Las inquietudes son atendibles y reflejan que el mercado laboral ha tenido marcados cambios en los últimos años: el llamado empleo asalariado está siendo reemplazado por el trabajo por cuenta propia, acorde a los tiempos y a las necesidades.

No obstante, en los últimos años se han publicado varias leyes para regular el mercado laboral, como la Ley de Conciliación Laboral; la Ley de 40 Horas, que busca reducir gradualmente las jornadas dentro de los próximos cinco años, y la Ley Karin, que aborda el acoso y la violencia en el trabajo. Una consultora realizó hace unos días un sondeo que reveló que el 47% considera que contar con un entorno de trabajo saludable es lo más importante para los trabajadores, seguido de un salario competitivo (40%), inversión en beneficios (7%) y formación en liderazgo (6%).

Los cambios en el mundo del trabajo exigirán mayor especialización, innovación e inteligencia, lo que obliga a tener una nueva visión de la forma en que abordamos nuestro desempeño remunerado. Tales temas no siempre están presentes en los análisis gremiales que se realizan, sino que los tópicos que se plantean son más bien de carácter reivindicativo.

El 1 de abril de 1824 se produjo la batalla, más bien "combate", de Mocopulli, y con motivo del aniversario - ¡200 años, juee! - aparecieron artículos y comentarios en la prensa.

Yo encuentro muy divertido lo que ocurre cada vez que se trata de recordar algún hecho de armas acontecido por estos lados; porque sucede que al presentarlos de acuerdo a lo que actualmente se considera políticamente correcto, los hechos que se conmemoran terminan perdiendo su significado, con resultados más bien absurdos.

Ocurre que la historia de Chile y la de Chiloé no son la misma, son paralelas, se entrecruzan e influyen, como en el caso de Inglaterra e Irlanda, por poner un ejemplo bien conocido. También para los ingleses esa isla verde ha sido vista como una huerta de donde venían las empleadas domésticas y donde la gente creía en los duendes y comía papas todo el tiempo, pero es notorio que desde el otro lado se ve diferente.

Si consideramos el combate de Mocopulli desde el punto de vista de un correcto ciudadano chileno de corazón tricolor que corea cehacheí cuando la Roja sale a la cancha, esa fue una lamentable derrota, tanto más humillante por lo atorrante del adversario; pero ¿qué tal si lo vemos desde el otro lado, del lado de los vencedores? Para los vencedores fue una gloriosa defensa del propio terruño, una jornada memorable en la que se expulsó a los engreídos invasores con una sonora patada en la popa.

¿Y quienes fueron esos vencedores? Estee, bueeeno, fueron los chilotes; o sea, nosotros. ¿Y qué hacemos ahora? ¿Celebramos o lamentamos?

Otro tanto ocurre con el combate naval de Abtao; cuando en los 7 de febrero se hace la ceremonia conmemorativa. El hecho de que en 1866 eran los españoles los que jugaban de local, ya que los calbucanos estábamos claramente de parte de España, pasa a un discreto segundo plano.

Pero lo más anecdótico que nos ha pasado a los chilotes por nuestra tenaz fidelidad a la corona, ocurrió cuando el Rey de España vino a Chile por vez primera, ese rey era Juan Carlos, el que dejó instalado Franco. Los chilotes creímos que nos venía a ver a nosotros, a sus más leales defensores, los que habíamos luchado bajo sus estandartes desde aquí hasta el alto Perú, los que habíamos zurrado a los insurgentes chilenos en San Carlos, Rancagua y dondequiera que se hubiesen puesto a tiro, los que habíamos dado la vida enarbolando el aspa de Borgoña en Ayacucho…

¡Y el Rey no vino! ¡Llegó hasta Valdivia y se volvió al norte! Nos quedamos con las islas engalanadas, los arcos de flores y los crespos hechos. El último chilote que se dio la vuelta en la rampa de Chacao, masculló: esto pasa porque es un Borbón, esto no era así cuando estaba la Casa de Austria.

80 años | 3 de mayo de 1944

Trabajo no ha autorizado el cierre de astillero

Luego de que se difundiera el cierre de los Astilleros Cóndor, ubicados en isla Tenglo, el inspector provincial del Trabajo anunció que tal medida no ha sido visada por el ministerio. Según el reporte oficial, la Sociedad Maderera del Sur no ha ingresado una solicitud de esta naturaleza. En estos astilleros trabajan 40 personas, cuyos empleos están en peligro.

50 años | 3 de mayo de 1974

Avanza la construcción del colector río Lobos

Conformidad existe entre los vecinos de Puerto Montt, luego que se confirmara el avance del gran colector río Lobos. Según los encargados de las faenas, se trabaja a buen ritmo en la construcción del colector para las aguas del estero o río Lobos, que baja desde la parte alta de la Población Libertad hacia el centro de Puerto Montt, recogiendo las aguas servidas.

10 años | 3 de mayo de 2014

Asaltante oculta su botín en la Costanera

Tres delincuentes con un amplio prontuario policial fueron detenidos por Carabineros, por el delito de robo con intimidación. A una de las víctimas le robaron $1 millón, en efectivo. Para ocultar el dinero, uno de los ladrones dejó $650 mil bajo una cerámica de la Costanera. Todo fue captado por cámaras de vigilancia, a la altura del Terminal de Buses de la capital regional.