Libertad de prensa
El ejercicio pleno de esta garantía es pilar para una democracia plena, pese a intentos en contrario de quienes detentan poder.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, el pasado 3 de mayo, fluyeron numerosos artículos, entrevistas y columnas acerca de la importancia capital que tiene esta garantía para el ejercicio del resto de las libertades en un sistema democrático. En cada uno de ellos se abordó el estado actual de la libertad de prensa, el deber de los gobiernos, el factor emergente de las empresas de tecnología responsables de las redes sociales, y el papel de los medios y periodistas a la hora de informar a la opinión pública.
Cierto es que cada época tiene su afán. La actual ofrece lo que hoy se denomina como un "ecosistema" de medios, atenazado por gobiernos a los que les cuesta resistir la tentación del control o direccionamiento y redes sociales que han emporcado al límite el debate público. Hoy por hoy, el uso indebido de las plataformas de internet, sin responsables ni domicilio conocido, y con propósitos ajenos a la información, tiene ahorcada a la sana posibilidad de formación de opinión pública; y cada día que pase en esta condición de reinado de "noticias falsas", la democracia va perdiendo legitimidad en una tarea de largo aliento.
No obstante, esta amenaza global no es la única que se cierne sobre la libertad de prensa. Replicando ingratos ejemplos de otras latitudes, a menudo se le intenta restar valor al trabajo de los periodistas mediante manidas frases como "es un invento", "es culpa de la prensa", o bien el envío de mensajes, escritos u orales, que tratan de inhibir el rol propio de los medios.
Tristemente, esto se realiza a nivel nacional y también local. Teniendo como escenario de fondo los casos de irregularidades detectados en el Caso Convenios, por ejemplo, al comienzo, lo más conveniente fue apuntar contra tal o cual reportaje, como si "matando al mensajero" se pudiese torcer la realidad. Los porfiados hechos, con el tiempo, fueron demostrando que lo que hizo la prensa fue informar de hechos objetivos y comprobables, al punto que prácticamente todas las denuncias realizadas se encuentran hoy bajo la lupa de la persecución penal.
Es fundamental que en esta era de noticias falsas y redes sociales sin cerebro ni razón, la prensa siga cumpliendo con su labor, pese a todo.