Socialistas intentarán formar Gobierno en Cataluña y rechazan investir a Puigdemont
ELECCIONES. Tras ganar los comicios del domingo al sumar 42 escaños, el PSC reclama su derecho a liderar la región. Sin embargo el expresidente de la Generalitat y líder de Junts (35) buscará retribución por su apoyo a Pedro Sánchez.
El socialista Salvador Illa, ganador de las elecciones celebradas el domingo en Cataluña (España), y el expresidente Carles Puigdemont, líder del independentista Junts, segunda fuerza, anunciaron ayer su deseo de presidir el gobierno autonómico, poco después de que el actual presidente, Pere Aragonés, anunciara que se retira de la primera línea.
Los comicios dejan un escenario complejo, sin mayorías claras, y abren un proceso de negociación poselectoral difícil por los vetos cruzados entre independentistas, antiindependentistas, progresistas y conservadores y por la proximidad de las elecciones europeas, cuya campaña empieza dentro de 10 días, dificultando todavía más los acercamientos entre partidos.
Los ajustados resultados electorales dieron lugar a un día después incierto, en el que la formación del actual presidente, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que fue el tercer partido más votado, tiene la llave para decantar el duelo Illa-Puigdemont.
Renuncia de Aragonés
El líder de ERC, Pere Aragonès, anunció ayer su decisión de apartarse de la primera línea política y no recoger el acta de diputado tras los malos resultados de su candidatura: bajó de 33 a 20 escaños.
Aragonès tomó esta decisión por "responsabilidad y honestidad" y ahora iniciará "una nueva etapa", ya que los resultados propician un "cambio de rasante" en el que el independentismo ya no suma una mayoría parlamentaria en Cataluña suponen "un giro hacia la derecha", según sus palabras.
"No estaremos para facilitar una investidura del Partido Socialista de Cataluña (PSC) y no participaremos en operaciones que necesitan del acuerdo entre el partido de Puigdemont y el PSC", advirtió el presidente catalán en funciones.
Disputa bilateral
A pesar de la renuncia de Aragonès, los socialistas catalanes que obtuvieron 42 escaños insisten en que su prioridad es presidir Cataluña con las fuerzas de izquierda, es decir, con ERC (20) y Comuns (6).
Pero el candidato socialista no es el único que quiere ser presidente de la Generalitat. También anunció su candidatura el expresidente Carles Puigdemont desde Francia, ya que no puede entrar en España desde que huyó tras su intento de declarar la independencia de Cataluña en 2017.
Puigdemont expreso su voluntad de liderar un gobierno "de coherencia" con los otros dos partidos independentistas de Cataluña: ERC y la CUP, aunque necesitaría inevitablemente la abstención de los socialistas.
La respuesta de estos últimos no se hizo esperar: "No apoyaremos la investidura de Puigdemont. La ciudadanía ha hablado claro y el independentismo en este momento no tiene una mayoría legítima como para reclamar este Govern encabezado por Puigdemont. Esto le tiene que quedar muy claro a Puigdemont, aunque nos amenace con bloquear la gobernabilidad en España", dijo la portavoz del PSC, Núria Parlon.
Paradoja de las elecciones de este domingo: la ERC más débil de la última década tiene en sus manos la valiosa llave de la gobernabilidad, para permitir la investidura de Illa o ayudar a Puigdemont a disputársela.
Quizá sea más una maldición que un golpe de suerte, porque este poder de decisión puede tensar más las disputas internas de una ERC que se ve abocada a una renovación forzosa, tras desplomarse en las urnas.
Puigdemont confía en una carambola casi imposible: sumar sus 35 escaños con los 20 de ERC, incluso con los 4 de la CUP (en total: 55 o 59), y esperar a que los socialistas le brinden su abstención, a cambio de su apoyo a la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.