Las dudas en torno al Daem
Por un lado, escuelas sin calefacción y con plagas de roedores; por el otro, un manejo financiero controversial. Esa es la compleja realidad educacional de Puerto Montt.
De todos los problemas que han enturbiado la gestión de la casa alcaldicia de Puerto Montt en los últimos años, el relativo al Departamento de Administración de Educación Municipal (Daem) se ha instalado por lejos como el más complejo, no sólo por los montos involucrados (un informe de la Contraloría del año pasado establece que se deben restituir $3 mil millones no acreditados), sino sobre todo, porque los perjudicados han sido los alumnos de los establecimientos educacionales que están bajo su cuidado. Hay otros episodios dificultosos para el municipio, con investigaciones en curso en distintos órganos, como la pileta al frente de la plaza de Armas, pero el del Daem ocupa claramente la delantera por su magnitud y las secuelas que ha dejado. La detención y formalización de tres ex funcionarios del departamento, la semana pasada, cristaliza esta percepción. Por años el Daem pareció transitar en el limbo, sin una administración titular y una sangría de recursos que no se detenía. El municipio fue el responsable de mantener por demasiado tiempo a una jefatura subrogante que no supo o no pudo administrar prudencialmente lo que le correspondía; y el municipio fue también el responsable de no controlar una repartición que daba señales de incompetencia. Después de esa extensa administración subrogante, vino una administración titular, pero con una marcha azarosa debido al enorme déficit que arrastraba el Daem. La continua solicitud el año pasado de recursos adicionales para pagar los sueldos; y denuncias en torno a una planilla abultada de personal sin datos suficientes acerca de los roles y funciones, terminó por liquidar la imagen que tenía la unidad. Lo peor es que son los estudiantes quienes están sufriendo con esta escalada de desaciertos. A las escuelas sin calefacción o sin transporte que se venían repitiendo desde hace unos años, se ha sumado ahora una plaga de roedores en varios establecimientos, obligando a suspender las clases en al menos seis de ellos para las labores de sanitización que deberían haberse hecho antes. Episodios como estos son los que colocan un manto de duda sobre la capacidad de este municipio como administrador educacional. El drama es que las soluciones planteadas, como los servicios locales de educación, tampoco han sido un ejemplo de eficiencia.