Este fin de semana visité el Parque Costanera de la ciudad de Puerto Montt. Este lugar, fruto de una obra que se abrió al público en enero de 2023, destaca por ser un ejemplo notable de lo que todo espacio público debe brindar a la ciudad y a la calidad de vida de sus habitantes.

Cuando se inauguró el parque, uno de los grandes temores que se tenía era sobre la mantención del espacio y los diferentes equipamientos. Temor a los grafitis, a la vandalización del mobiliario urbano y de la eventual falta de mantención general.

Tras un año

Después de más de un año de funcionamiento su estado es excelente, no hay grafitis y los diferentes mobiliarios y equipamientos funcionan a plenitud recibiendo a centenares de niños y familias diariamente. Se ha logrado la máxima del espacio público, los ciudadanos se han "apropiado" del lugar, lo usan con entusiasmo y cariño, el parque "se cuida solo".

El espacio y los equipamientos están como en sus primeros días. Se nota la mantención de los diferentes lugares y los pavimentos de caucho que se han desgastado han sido reemplazados -como debe ser- ofreciendo una experiencia ejemplar, además de algunas manos de pintura en los mobiliarios que permiten disfrutar del espacio como en su primer día, fomentando el cuidado y respeto por el parque.

Ahora, si históricamente han existido los espacios públicos en todas las ciudades, ¿por qué el éxito de este nuevo espacio de la ciudad? Muy sencillo, el espacio público es un elemento estructurante de la vida urbana, su calidad impactará directamente en la calidad de vida de sus habitantes.

La vivienda, el trabajo, el colegio también son claves en la ciudad, pero el desarrollo de la vida urbana siempre requerirá del complemento de los espacios públicos para el encuentro, para la socialización, para el deporte, para las expresiones culturales, para el juego, para leer un libro, para mirar a la gente caminar, para "tomar aire", etc.

"Bien diseñado"

En el Parque Costanera encontramos reunidos en un espacio público el soporte para todo este tipo de actividades -y más-, encontramos un parque bien diseñado en su propuesta de arquitectura y paisajismo, con una ubicación clave en la ciudad, buena accesibilidad, equipamiento de primer nivel y unas vistas que ya las quisiera cualquier ciudad del primer mundo para atraer turistas.

También es clave entender que este tipo de espacios públicos contemporáneos, como el Parque Costanera de Puerto Montt -pero extrapolable a otras obras del mismo tenor en Chile, como el de la Familia en Santiago o el Kaukari en Copiapó, entre otros- seguirán siendo un éxito no sólo por las mantenciones que tengan, por las actividades que puedan acoger y cómo éstas enriquecerán la vida cotidiana de los habitantes. Sino que, además, será exitoso por ser concebido como una infraestructura fundamental de la ciudad.

Pulmón

Hoy, un parque de estas características debe siempre ser considerado como una "infraestructura verde", lo que significa un pulmón que será parte de los elementos estructurantes de la ciudad para, por ejemplo, combatir el cambio climático, una infraestructura que servirá para la resiliencia de la ciudad y será parte de los elementos "esponja" que una urbe requiere, colaborando frente a episodios de inundaciones, los periodos de altas temperaturas, y fomentando la convivencia con la naturaleza y sus fundamentales servicios ecosistémicos. Estos últimos, irán desde el animar la polinización de nuestra vegetación, a la absorción de dióxido de carbono y la coexistencia con vegetación, animales e insectos que mejoren la vida y el medio ambiente.

Así, sólo una mirada integral del espacio público será la que nos permita entender a estos lugares como soportes para la expresión más completa de la vida de los habitantes de nuestras urbes, pero también la que entienda que una ciudad de buena calidad tendrá en estos espacios parte de sus fundamentales "infraestructuras verdes", que nos permitirán proyectar con convicción un desarrollo humano y ambiental integral dentro de nuestras ciudades.