De restaurante a cafetería: el giro del creador de Mammaterra tras su cierre
PUERTO MONTT. Con una propuesta de cafetería cristiana, el empresario inicia una nueva etapa de su vida, marcada por la fe, que lo ayudó a levantarse tras el término de su producto estrella.
"Mammaterra fue uno de los grandes proyectos que he tenido en mi vida. Fue la primera cadena de comida rápida saludable de Sudamérica. Fue un hito crear un producto dentro de un segmento que se consideraba que todo era comida rápida chatarra, por lo que romper con este paradigma nos enorgullece mucho", reflexiona Maximiliano Pacheco, sobre lo que fue su iniciativa estrella que tras siete años cerró sus puertas, puesto que no se pudo sobreponer al golpe que significó la pandemia para el sector gastronómico.
Un período complejo para este hombre de negocios de 38 años, que ahora se enfrenta a un nuevo desafío, también desde el punto de vista gastronómico. Pero ya no con un restaurante, sino que con la cafetería The Kingdom Coffee, ubicada en la Avenida Austral, sector alto de Puerto Montt.
Tras un año y medio de descanso tras vivir el proceso de quiebra de Mammaterra, en el que incluso dice que recibió amenazas de muerte, pensó en un nuevo segmento de negocios que pudiera generar un impacto. "Gran parte de los negocios que he tenido en mi vida no han sido simples negocios, porque todos van de la mano con un propósito mayor, que trasciende lo económico".
Romper tendencia
En el caso de Mammaterra, su propósito fue cambiar la forma de alimentar. "La comida rápida es una necesidad, porque hay personas que tienen poco tiempo para almorzar, pero al ser rápida tenemos opciones que son chatarra. Entonces, fue romper una tendencia en el mundo, de que sí se puede comer de forma rápida un producto saludable", cuenta Pacheco.
Por lo mismo, el proceso de encontrar un nuevo propósito no fue rápido hasta que lo encontró en la cafetería que armó junto a su socio Diego González. "Es interesante, porque es un lugar de conversación, de vincular personas, de desahogo, de buscar el consejo de algún amigo".
En su relato expone que debía reinventarse tras "mi vida en este viaje con Mammaterra, de llegar a tener una cadena valorada en 10 millones de dólares, de tener 14 tiendas, de las cuales 10 franquiciadas e inversionistas tratando de inyectar dinero para abrir en otros países (...). Todo un éxito como el que llegó a tener. Y después de fracasar y trabajar todo un año para cerrar las tiendas".
Pero ahora sin el respaldo de la banca, sino que mediante el ahorro principalmente. "Cuando uno fracasa y quiebra hay dos formas de hacerlo: la impulsiva, quebrar e irse al extranjero y dejar que quede la crema o hacerlo con un abogado y declararse en liquidación voluntaria ante tribunales y poner a disposición los bienes para entrar en un proceso de liquidación, donde se manchan tus papeles -por cinco años- y se cierran las puertas en todos los bancos. Donde te crucifican".
Pacheco eligió el segundo.
Desarrollo espiritual
"Soy profundamente cristiano. No hubiese podido levantarme, ni mirar esta situación con altura de miras, si no hubiera tenido esta fe. Que es de donde nace The Kingdom Coffeek, que es un espacio donde las personas llegan a conversar", describe.
"Pensamos en hacer una cafetería cristiana, que tenga un ambiente lindo, íntimo y donde las personas puedan desahogarse. Todos los que trabajamos somos cristianos y aportamos al mundo desde una perspectiva gastronómica, regalando un café o escuchando a alguien que está agobiado", sostiene.
En su reflexión, señala que "hoy hay tantas desviaciones humanas, que hacen que nuestra humanidad esté en caída libre y lo único que nos puede salvar es un desarrollo espiritual, de saber que existe un Dios que nos creó, que nos ama, que nos protege y que nos puede salvar. Una responsabilidad que antes estaba sólo abocada a las iglesias, pero hoy Dios trasciende a ellas. No se trata de tener una religión con Dios, sino que una relación con él. Y por eso pensamos en un café que hablara de aspectos relevantes del mundo, de la humanidad y de la existencia humana".
Cuenta que con su socio Diego González le indican a su equipo que si ven a una persona sola, le pregunten cómo está (...). "Es súper lindo. Si todos entendiéramos que vivimos en una situación compleja como humanidad, donde las guerras en Medio Oriente y en Ucrania no han terminado, el crimen organizado en Latinoamérica va creciendo y es una bomba tiempo (...), entonces, el propósito es hacer un negocio que tenga un sentido mayor que vender comida, café y ganar un poco de plata. No pretendemos hacernos ricos, sino que ofrecer un buen servicio".
Su objetivo es que este local se transforme en un sitio de intimidad, donde la gente encuentre una palabra de aliento, un consejo y donde pueda conversar. "Y si alguien así lo desea, puede ser sobre la existencia de Dios".
Capacidad de venta
El primer Mammaterra fue fundado en abril de 2017, en un local del Mall Paseo Costanera de Puerto Montt, y al momento de cerrar la cadena sumó 14 establecimientos, 10 de los cuales franquiciados, además de dos plantas de proceso en las cuales elaboraban los productos e insumos que eran distribuidos a todas las tiendas.
¿Qué ocurrió para un proyecto exitoso llegara a su fin?. "La pandemia (covid-19) nos pilló construyendo varias tiendas, en un proceso de expansión y para afrontar este período pedimos los créditos Fogape y los con garantías estatales que ofreció el Gobierno en ese momento con tasas de interés bajas y con seis meses de gracias para pagarlos".
Pero luego se tuvieron que volver a endeudar para subsidiar a toda la cadena, cancelar los arriendos y los sueldos, ya que en este tiempo, "no despedimos a nadie".
Sin embargo, cuenta que las tiendas nunca tuvieron la capacidad para volver a vender igual que antes, con el mismo margen, sumado a otros factores, como el delibery informal y a que el salir a comer estuvo lejos de ser una de necesidad de las familias. Todo ello llevó a que la primera cadena de comida rápida saludable cerrara sus puertas.