Vuelco en Francia: la izquierda se impone en segunda vuelta y provoca terremoto político
ELECCIONES LEGISLATIVAS. Coalición Nuevo Frente Popular y la alianza de Macron dan la sorpresa y relegan a la ultraderecha al tercer lugar. El primer ministro Gabriel Attal anunció su dimisión, lo que abre el período de negociaciones.
La izquierda francesa protagonizó ayer un gran vuelco electoral al obtener la mayoría relativa en Francia con todos los escaños ya asignados tras la segunda vuelta, y tendrá casi una treintena de diputados más que el macronismo y medio centenar más que la ultraderecha de Marine Le Pen, que terminó en tercer lugar. Los resultados desataron otra crisis política en el país europeo.
Pero el imprevisto mapa político que deja la segunda vuelta anticipa una Asamblea Nacional enormemente dividida y sin mayorías claras, por lo que la gobernabilidad de Francia entra en una fase muy incierta, más aún en un país sin tradición de coaliciones ni alianzas.
Con los 577 escaños de la Cámara ya asignados, el Nuevo Frente Popular (NFP) de socialistas, comunistas, ecologistas y la más radical La Francia Insumisa (LFI) quedó en primer lugar con 182 escaños, más otros 13 independientes de izquierda, según datos del Ministerio del Interior.
El bloque macronista, de 3 partidos, perdió su mayoría al quedarse en 168 diputados, con una caída apreciable respecto a los 250 que tenía, pero mucho menos pronunciada de lo que vaticinaba la primera vuelta.
Y el tercer puesto fue para la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que partía como gran favorita tras su victoria en la primera vuelta y los pronósticos de los sondeos publicados hasta el viernes, pero que se quedó finalmente en 143 escaños.
A pesar de esta fuerte decepción, el RN logra un resultado histórico, muy por encima de los 89 diputados de 2022, que ya supusieron un salto excepcional desde los 8 que tenían en 2017.
El conservador Los Republicanos (LR) se mantiene a pesar de algunas deserciones hacia el RN y logra 45 diputados, a los que podría añadir otros 15 independientes de derecha.
Con una participación muy alta, cercana al 67%, la mayor desde 1981, muchos franceses parecen haberse movilizado para frenar la llegada al poder de la ultraderecha tras su triunfo en la primera vuelta del 30 de junio.
La mayoría absoluta está en 289, una cifra que al parecer es solo alcanzable con pactos que ahora mismo se presentan como improbables ante el veto de los macronistas y los conservadores a LFI, que tendrá más de 80 diputados dentro del paraguas del NFP.
Renuncia
El imprevisto vuelco fue recibido con una explosión de alegría en la simbólica Plaza de la República por miles de simpatizantes de la izquierda que se habían congregado en su lugar habitual de concentración.
El líder de LFI, Jean Luc Mélenchon, se apresuró a exigir al presidente, Emmanuel Macron, que nombre un primer ministro de la alianza de izquierda, afirmó que el Nuevo Frente Popular "tiene que aplicar su programa y solo su programa" y rechazó entrar en negociaciones con la coalición de Macron.
Más prudente fue el expresidente socialista François Hollande, quien fue elegido diputado en estas elecciones y que reconoció que, sin mayoría absoluta, la izquierda debe mostrar "responsabilidad" para aplicar su programa y pacificar el país tras la fractura de la campaña.
En el Gobierno, el primer ministro, Gabriel Attal, anunció que hoy presentará a Macron su renuncia, pero se abrió a dirigir un Gobierno provisional por la "situación política sin precedentes" y a que el país inaugura en menos de tres semanas los Juegos Olímpicos de París.
En el Gobierno afirmaron que Macron, que hoy viaja a EE.UU. para participar en la cumbre de la OTAN, esperará hasta que se instaure la nueva Asamblea Nacional "para tomar las decisiones necesarias" y que cuando tenga que decidir como "garante de las instituciones, velará para que se respete la decisión soberana de los franceses".