Poner límites a los alojamientos turísticos, un debate que toma fuerza en Europa
EFECTO "CHAMPÁN". Departamentos utilizados para plataformas como Airbnb ya han sufrido regulaciones en Japón o Nueva York. Italia y Francia comienzan a legislar su uso.
Efe
El debate sobre los departamentos usados como alojamientos turísticos, en el que se anticiparon Japón y Nueva York en busca de equilibrios entre los viajes y la vida de los residentes, se extiende por toda Europa y no ha llegado todavía a otras áreas del mundo como América Latina u Oriente Medio, que por ahora aspiran a atraer más turistas para impulsar sus economías.
Con carácter general, el mundo se divide en este ámbito entre destinos "maduros", con muchos años de desarrollo turístico a sus espaldas -entre los que se cuenta sobre todo Europa- y que avanzan en medidas para contener la oferta de pisos turísticos.
Y los emergentes, que ven en el turismo una fuente importante de crecimiento, como en América Latina, donde sólo en Brasil asoma el debate sobre los arriendos de temporada.
El fenómeno viajero se propaga por todo el mundo, especialmente tras la pandemia, por lo que el sector llama "efecto champán", que ha situado el ocio entre las prioridades de gasto, por delante incluso de otros como la compra de coches. La extensión de las clases medias sobre todo en Asia es otro de los factores que explican el aumento de viajes internacionales.
Japón, pionero
Japón aspira a doblar el número de turistas en 2030, pero fue el primer país en poner freno a modelos como Airbnb pese a su insuficiente oferta hotelera e hizo obligatorias en 2016 una serie de licencias y restricciones para poder arrendar viviendas para uso turístico, que redujo considerablemente la oferta.
También Nueva York ha ido por delante, al imponer reglas estrictas para los arriendos turísticos y las plataformas, que han significado casi su desaparición.
En Francia -primer destino mundial por número de turistas con 100 millones de viajeros en 2023- el Senado aprobó un proyecto de ley para que los municipios puedan regular el sector, porque hay unas 800.000 casas derivadas al uso turístico.
Italia trabaja en una norma para regular estos alojamientos, que obligará a pernoctar un mínimo de dos noches en los centros de las ciudades de alta densidad turística, según medios locales.
En el Reino Unido, el Ejecutivo anunció que será necesario un permiso de planificación para los que dediquen su vivienda al arriendo de corta duración por más de 90 noches al año.
Berlín obligará
En Grecia, desde enero se aplica la obligatoriedad de registrar como negocio y pagar una tasa y el IVA correspondiente a aquellos que gestionen tres o más viviendas.
En Croacia, entró en vigor una ley de turismo sostenible que permite a los municipios decidir el número, tipo y categoría de las instalaciones turísticas y hoteleras, así como introducir impuestos medioambientales.
En Alemania hay problemas de vivienda en ciudades como Berlín por la transformación de muchos departamentos en alojamientos para turistas. Un tribunal berlinés dictó que se puede obligar de forma retroactiva a los propietarios a devolver sus departamentos al mercado del alquiler para vivienda habitual incluso si los transformaron en alojamientos temporales antes de 2014, cuando quedó prohibido hacerlo.
El problema afecta también a pequeñas islas costeras en el mar Báltico. En islas como Sylt -donde según el municipio hay zonas con un 90% de vivienda turística-, Amrum o Föhr las autoridades han comenzado a perseguir los alojamientos ilegales.
En Cracovia (Polonia) la permisiva regulación de los alojamientos turísticos ha provocado continuos problemas entre los vecinos y empresas como Airbnb.
Viena, zonas exclusivas
Los alojamientos turísticos en Viena no pueden arrendarse más de 90 días por año y deben estar registrados y pagar un impuesto municipal, además de que solo pueden estar en zonas declaradas "no residenciales".
En Turquía, quienes alquilan sus viviendas por períodos inferiores a 100 días deben acreditarse, pero el objetivo no es restringir el turismo, sino que la medida fue exigida por hoteleros y sectores conservadores que relacionaban estos alquileres de corta duración con la prostitución.
Brasil es el único país de América Latina que avanza tensiones en este sentido. Hay quejas contra los arriendos de temporada que, en algunos casos, han llegado a los tribunales, con demandas presentadas por las comunidades de vecinos contra los propietarios de los departamentos.
Y en China, algunas de las ciudades más visitadas han aplicado normas para gestionar los alojamientos turísticos.