Las transfusiones de sangre y los productos sanguíneos ayudan a salvar a millones de personas cada año, y aumentan la esperanza y la calidad de vida de los pacientes con enfermedades que podrían ser mortales. También permiten la aplicación de procedimientos médicos y quirúrgicos complejos.

Los componentes sanguíneos son requeridos en situaciones tan variadas como accidentes, operaciones, trasplante de órganos, tratamientos oncológicos, pacientes con quemaduras graves, enfermedades que producen anemia, etc., por lo que se trata de un recurso muy valioso y que representa un gesto invaluable, ya que el donante anónimo ayuda a salvar vidas. En el proceso de donación se extraen 450 mililitros de sangre, que permiten preparar cuatro componentes distintos: glóbulos rojos, plasma, plaquetas y crioprecipitado, que se transfundirán a diferentes enfermos en función de sus necesidades.

De acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), Chile tiene una tasa de donación de 17 por 1.000 habitantes, inferior a lo necesario y muy por debajo de otros países, que alcanza a 31 personas por cada 1.000. No contar con este importante recurso trae, entre otras consecuencias, la cancelación de cirugías, las que deben reprogramarse y, en el mejor de los escenarios, efectuarse una vez que se cuenta con la sangre necesaria.

De acuerdo con las normas del Ministerio de Salud, para ser donante hay que tener documento de identidad, edad de 18 hasta 65 años y pesar más de 50 kilos, entre otros requisitos. También hay una especial preocupación en las entrevistas con los potenciales donantes para prevenir que intervengan posibles contagiados con virus VIH o que sean consumidores habituales de alcohol y marihuana, entre otros casos.

En el caso de Puerto Montt, está disponible el Centro de Sangre Austral, en el hospital de calle Seminario.

En el ejemplar de El Llanquihue que tengo a la vista, del 14 de junio, con motivo de la conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, un lector publicaba una carta que termina con la consigna "¡Los niños no trabajan!".

Siendo como soy, un vejestorio nacido en la primera mitad del siglo pasado, no pude menos que sorprenderme ante tan rotunda consigna. Yo recuerdo de mi infancia calbucana la satisfacción que me daba tener tareas asignadas y la sensación de ser así más parte de la familia; debo haber tenido de 4 a 5 años cuando me hice responsable de dar trigo a las gallinas, luego fue desmalezar en la huerta y después hacer astillas, etc., a medida que iba adquiriendo fuerza y destreza; y esto era lo común en la crianza de los chicos y chicas en esta región en esa época.

Años después en Santiago, a mi hermano y a mí -entonces de 12 a 13 años- nos pareció lo más natural del mundo hacer el reparto a domicilio de la botillería que puso nuestro padre al jubilar, era nuestro aporte al presupuesto familiar y nos hacía sentir muy bien poder hacerlo y financiar de paso la matinee del Teatro Egaña el domingo. No logro convencerme de la perentoria consigna. ¿Por qué va a estar prohibido trabajar?

¿Será porque los niños no deben hacer esfuerzo físico? Ahí tendríamos problemas con los deportes y los clubes de excursionismo. ¿Habrá que promover el sedentarismo? ¿Será porque son demasiado torpes aún? Las mismas fotografías que ilustran el trabajo infantil muestran que los chicos sí tienen la capacidad para realizar el trabajo. ¿Cuál es entonces el problema?

A mi generación la formaron en el paradigma de que el trabajo dignifica y crea valores. Yo aprendí que el trabajo humano es lo que construye a la propia humanidad, aprendí que sólo el trabajo humano es capaz de que una riqueza natural se haga riqueza para la humanidad; que fue el trabajo la actividad que a lo largo de los milenios nos fue haciendo menos mono y más humano.

¿Cómo podría ser dañino para nuestros propios cachorros? Y si fuera así, ¿sería también dañino para el resto? No creo que sea así y pienso que el problema se produce cuando no se menciona algo que demasiado a menudo se asocia al trabajo, y esto es la explotación. Esto es lo que hay que evitar. La explotación consiste en que yo te compro horas de trabajo, me quedo con la riqueza que tú produjiste y a cambio te pago lo apenas suficiente para que sobrevivas y vuelvas a trabajar.

Este fenómeno agrega una dimensión inmoral al trabajo y esto es lo que hay que erradicar y no sólo para el trabajo infantil, da lo mismo si el explotado es joven o viejo, hombre o mujer, latino o asiático, siempre será injusto. No es el trabajo lo que hay que erradicar, el trabajo nos integra a la sociedad y a sus valores, nos hace compartir la construcción de nuestro propio mundo, nos permite desplegar a plenitud nuestra condición social; no es esto lo que debemos prohibir a nuestra infancia.

80 años | 26 de julio de 1944

Binder cumple 15 años como comandante

Quince años como comandante del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt cumple el voluntario Bertoldo Binder, transformándose en uno de los pocos bomberos en permanecer tanto tiempo en este puesto. Dentro de sus gestiones destaca la renovación de material en las seis compañías de la ciudad, así como los nexos creados con otros cuerpos bomberiles de países del Atlántico.

50 años | 26 de julio de 1974

Un año cumple cerrada la posta de Hualaihué

Gran molestia existe entre los vecinos de Hualaihué, puesto que hoy no hay un funcionario de la salud que se haga cargo de la Posta del Servicio Nacional de Salud. El problema se extiende por más de un año, tiempo en que el recinto ha permanecido con sus puertas cerradas. El lugar incluso cuenta con luz eléctrica, pero sin profesionales de la salud que puedan atender.

10 años | 26 de julio de 2014

Evalúan aplicar una restricción vehicular

La posible restricción vehicular como medida para terminar con la congestión, es uno de los temas que aborda desde ayer el primer Comité Regional, que se enmarca dentro del proyecto de Comisión Presidencial Pro Movilidad Urbana en la Región de Los Lagos. La idea ya había sido mencionada por el alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, en un Concejo Municipal.