El Silencio del aplauso estará en agosto en galería lacustre
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA. La obra de Daniel Corvillón retrata el abandono y vulnerabilidad de las artes escénicas durante la crisis sanitaria por la pandemia.
A raíz del confinamiento causado por la pandemia del covid-19, cientos de salas de artes escénicas se mantuvieron silenciosas, inhabitadas y en estado de congelamiento. Estos lugares de encuentro, de movimiento y de creación permanecieron por casi un año en completo sigilo por mandato de gobierno.
La serie fotográfica El silencio del aplauso, del fotógrafo nacional, Daniel Corvillón, y curada por la diseñadora y comunicadora visual, Carola Ureta, se presenta como un testimonio de la vulnerabilidad de la cultura y, en particular, de las artes escénicas en nuestro país.
La exposición se presentará en el marco del Mes de la fotografía en el Centro Cultural Bosque Nativo de Puerto Varas y permanecerá abierta entre el 5 y el 30 de este mes.
Sin embargo, para este sábado está prevista su inauguración con un conversatorio junto al artista Daniel Corvillón, a las 11:30 horas, en la Casa Raddatz. La entrada será liberada.
Oscuridad y silencio
En 2021, durante la segunda ola de confinamiento decretada por el gobierno, Daniel Corvillón visitó más de diez espacios culturales de la Región Metropolitana.
A través de su cámara, capturó esa quietud, esa oscuridad y ese silencio. El elemento central y protagónico de la serie, es la luz. Usando solo la iluminación de los mismos espacios, el contraste permite dimensionar el abandono y la falta del motor vital de estos recintos: los artistas, el público, y el equipo de trabajo detrás de cada lugar.
"Para retratar ese abandono, ese vacío, intervine lo menos posible el espacio, por lo que la iluminación fue vital. Usamos la luz propia de cada sala, según las posibilidades y limitaciones de cada lugar sin intervenciones externas. En la mayoría sólo ocupamos la luz de guardia, esa luz tenue y sutil con la que el teatro nos recibe invitándonos a tomar asiento, que ilumina la ausencia y que evoca la melancolía de volver a habitar la sala, el escenario y las butacas", reflexiona Corvillón.
El cierre -y posterior aforo limitado- de las salas exacerbó un agotamiento de la incertidumbre e inestabilidad laboral de la comunidad artística que, sumado a la dependencia de fondos concursables, constatan año tras año la precariedad de este rubro.
"Durante el desarrollo de este proyecto nos enfrentamos a la inestabilidad de los espacios culturales, el desmembramiento de equipos de trabajo y la ausencia del público. Entonces buscamos plasmar este vacío a través de la imagen fotográfica para aportar a la reflexión", explica Tania Araya, cofundadora de Fogata Cultura y estudio de gestión.
3 de agosto