Acoso a mujeres en la calle o transporte
Detrás de esta práctica hay un arraigado machismo que es imperioso combatir para erradicarla completamente.
Un estudio sobre experiencias de acoso de connotación sexual en el transporte y en los espacios públicos, realizado por el Observatorio Contra el Acoso Chile, reveló que el 93,8% de las mujeres consultadas ha sufrido algún tipo de apremio en esos lugares. Los resultados reflejan además que la mitad de las personas afectadas han sido menores de edad.
Este hostigamiento no siempre se va a producir desde una misma persona hacia otra. En su paso por las calles, una mujer podrá ser molestada en diversas ocasiones y por personas distintas, recibiendo desde silbidos y comentarios sobre su cuerpo, hasta acosos físicos, especialmente en los medios de transporte.
En cuanto al sentimiento de victimización, el sondeo destacó que las mujeres son más propensas que los hombres a sentir miedo de ser víctima de acoso en espacios públicos o en medios de transporte, por lo cual muchas prefieren movilizarse individualmente en auto o en bicicleta.
En los últimos años, las mujeres han llamado la atención de la sociedad sobre el acoso que ocurre en las calles, en el transporte, en el trabajo o en los lugares de estudio. Se trata de prácticas de poder, de hombres con un acendrado machismo, que deben ser cuestionadas y denunciadas. Con anterioridad, la Encuesta Nacional de la Corporación Humanas había indicado que 9 de cada 10 chilenas admitía haber sufrido acoso sexual al menos alguna vez. No se trata de situaciones que ocurran sólo ahora, pero durante los últimos años se ha formado una mayor conciencia en las mujeres, que se atreven a denunciar estos casos, que anteriormente por temor o por vergüenza quedaban en el ámbito de lo privado.
En el plano laboral, el acoso también se ha instalado probablemente porque los hombres ocupan un mayor número de puestos de jefatura, lo que visibiliza más la forma cómo ejercen el poder en sus respectivos empleos. Los sondeos han revelado, asimismo, que las afectadas hoy están dispuestas a denunciar a su jefe por acoso en las instancias correspondientes, lo que indica que hay avances en el empoderamiento de las personas, en cuanto a ser respetadas en sus derechos. Esto, sumado a las nuevas posibilidades creadas para denunciar, son señales positivas para enfrentar estas conductas.