Alza de los $30 y las primeras horas del 18-O contadas desde el corazón de La Moneda
A cinco años del llamado "estallido", el exdirector de la Secom, Jorge Selume, revela en su libro "Tiempos mejores" detalles de las crisis durante el segundo Gobierno de Sebastián Piñera. Este adelanto corresponde al capítulo 6, páginas 97 a la 105.
"Un efecto secundario de esta adicción no diagnosticada era la degradación progresiva de mi matrimonio. En casa, mi presencia se asemejaba a la de un adicto que no sale del baño. No me separaba de la sustancia -la política- y podía pasar el día entero enganchado al teléfono, aunque los niños me golpearan la espalda. Mientras tanto, Macarena se paseaba con el extractor de leche o se acostaba boca arriba a contemplar el techo de hormigón. Podía mantenerse así, congelada, por largos minutos. ¿Qué buscaba allí? ¿La mujer singular que había desaparecido con la llegada de la madre múltiple? Permanecía ausente, durmiendo con los ojos abiertos, a la espera de llenar un nuevo envase con otra dosis. Una espera con la que también me mimetizaba, solo que, a diferencia de ella, yo no me perdía en las grietas del techo, sino que me colgaba de la pantalla del celular. En ese espejo negro buscaba respuestas para responder las infinitas preguntas que me hacían llegar las autoridades de Gobierno. ¿Qué decir? ¿Cómo decirlo? ¿Dónde decirlo? ¿Con quién hablarlo? ¿A quién citar? ¿Mencionar o no al presidente? Dentro de esas consultas que parecían triviales, pero que para ellos eran esenciales, recibí un mensaje particularmente relevante. Provenía de la ministra de Transportes, Gloria Hutt: "Hola, Jorge. Consulta: ¿Puedes medir cuánto impactaría en la popularidad del Gobierno un alza de treinta pesos en la tarifa del metro?". La llamé de inmediato para que me explicara qué estaba pasando.
-El panel de expertos del Transantiago se reunió y resolvió una nueva alza de $30 en la tarifa del transporte público -me dijo con su metódico tono de ingeniera civil.
-¿A cuánta gente impacta el alza, Gloria? -pregunté inquieto.
-Alcanza a 2,7 millones de usuarios.
-Hay que evitar que se implemente a toda costa.
-El panel es autónomo, Jorge, no depende de nosotros.
-Debe haber una forma -insistí.
-Sí. Hay una. Si el Gobierno quiere evitar el alza, tiene que demostrar a los expertos que cuenta con los suficientes recursos fiscales para cubrir el déficit.
-¿De cuánta plata estamos hablando?
-Alrededor de veintidós mil millones de pesos.
-¿El presidente está dispuesto a meterse la mano al bolsillo? -pregunté con un dejo de afirmación.
-La próxima semana tengo reunión con él, ahí me vendría bien tener los números de la medición.
-Cuenta con ello. En tres días te entrego resultados.
Yo no lo sabía, pero, por aquel entonces, Gloria Hutt pasaba la mitad del tiempo en su oficina y la otra en el Hospital Militar visitando a su marido, que se encontraba internado por una operación al páncreas producto de un cáncer. Desde hacía treinta años que aquella enfermedad amenazaba con llevarse a su marido. Tras décadas de lucha, por primera vez intuía que el final estaba cerca. No quiso dejarlo solo a su suerte y se comprometió a acompañarlo por las noches que le quedaran por delante. Fue en una habitación del hospital donde Gloria trazó la estrategia para convencer al presidente de subsidiar el alza de pasajes. Conocidos los resultados de la encuesta, la conclusión era clara: el costo político del anuncio era significativamente mayor que el costo financiero. Pero, sabiendo que el presidente Piñera rehúye a pagar, se propuso convencerlo de cubrir dos tercios del alza con recursos fiscales y de traspasar al usuario final un tercio del costo restante. En otras palabras: que el alza fuera de $10, no de $30.
Con ese plan entre manos, llegó a reunirse con Piñera y el director de presupuestos, Rodrigo Cerda, en el comedor presidencial. Rodeada de cuadros con paisajes imponentes, pasó a exponer su caso. "Eso equivale a quince mil millones de pesos, es una cifra que no podemos permitirnos. Significa desfinanciar varias partidas del presupuesto, que, les recuerdo, ya fue aprobado por el Congreso", reclamó Cerda. La ministra siguió insistiendo, echando mano a otros argumentos, pero sin éxito. Rodrigo se mostraba impenetrable. Al ver que no lograban ponerse de acuerdo, el presidente Piñera entró a mediar y planteó la siguiente solución: "Hagan un esfuerzo. Usted, Gloria, póngase con una mitad, y usted, Rodrigo, ponga la otra". Ambos aceptaron el ofrecimiento (no tenían más opción) y se fueron a sacar números con sus respectivos equipos. Fue la primera de largas sesiones, donde Gloria y sus colaboradores movieron plata desde un centro de costos hacia otro, buscando cuadrar el círculo. Al final de cada jornada, sin excepción, ella retornaba al hospital para acompañar, al menos en sueños, a su marido. Extenuada, se recostaba sobre el sofá cama y soñaba con recortes presupuestarios, tickets promedio, proveedores y tiempos de traslados. Al otro día, la dinámica volvía a repetirse, pero a la inversa. Se despertaba a primera hora, se acicalaba, daba el beso de buenos días y bajaba hasta la losa de entrada, donde su conductor la esperaba. Fiel a su ascendencia suiza, llegaba puntual al Ministerio, donde la esperaban para seguir puliendo cifras. Finalmente, la voluntad se tradujo en números contables y logró justificar un ahorro de siete mil quinientos millones de pesos en su cartera.
Gloria llegó exultante a la reunión con el presidente y Hacienda. Fantaseaba con entrar al comedor presidencial y decirle, bañada en orgullo: "Presidente, cumplí con mi parte". Como buena hija de militar, nada la ponía más radiante que el deber cumplido. No obstante, su dicha no pasó de ser un mero anhelo. La satisfacción mutó rápidamente a indignación cuando Cerda le dijo que el ahorro de ella, en realidad, era el suyo: "Nuestros siete mil quinientos millones de ahorro los sacamos reduciendo partidas presupuestarias del Ministerio de Transportes y en algunos casos son los mismos ítems en que Gloria dice que ahorra".
¿Pero cómo era esto posible? ¿Ambos habían rascado casi las mismas celdas del presupuesto, reducido las mismas glosas? En concreto, al trabajar en paralelo habían duplicado los esfuerzos y la totalidad del ahorro era de cargo de la cartera de Transporte. De los años que trabajó para el presidente, esta fue la primera vez que Gloria perdió los estribos. Si no es porque el jefe la detiene, se hubiera lanzado al cuello de Rodrigo. El presidente, haciendo uso de su autoridad, la hizo entrar en razón:
-¡Mantenga la calma, Gloria!
Ella obedeció y se mantuvo en su lugar, sin cesar en su postura, lo que dio inicio a una discusión muy fuerte.
-¡Esto es una tomadura de pelo, un abuso, presidente!- exclamó ella, mientras apuntaba fijo con el índice a Rodrigo.
Entre dimes y diretes, un asesor de Hacienda intervino de manera imprudente:
-Al final el transporte a nadie le importa.
Esto no hizo más que subir los ánimos de la ministra, quien estaba tomada de punta a cabo por l