Caer para mirarse en el espejo
Es difícil saber si el país es más corrupto que ayer -hay indicios que sí- pero una sociedad más transparente posibilita que los diseños de elección queden a la vista. Si el asunto se limita solo a sanciones sin cambios al sistema, veremos solo un simulacro.
En los espectáculos circenses sobresalen los payasos, actores que se golpean una y otra vez causando las risas de los espectadores. Todos saben que tales cachetadas no son reales, sino una mera ficción, un juego donde se usa la violencia para causar entretención, lo que todos entienden y aceptan como un show. En resumen, nadie sale lastimado.
"Cachetadas de payaso".
La crisis del Caso Hermosilla-Audios ha mostrado un histrionismo sorprendente de varias autoridades que se manifiestan sorprendidas por el alcance, la forma en la que se elige a autoridades como los supremos o fiscales. Tales declaraciones son ignorantes o falaces. Por cierto, lo primero es peor que lo segundo.
Lo que hoy sufre el país amenaza con demoler los cimientos de la credibilidad en la institucional de la Justicia. El problema no es que la ministra Ángela Vivanco haya pedido el auxilio del abogado Luis Hermosilla (pues así está hecho el "sistema de selección/ elección" de estas autoridades), sino que la magistrado haya estado dispuesta a responder un favor solicitado, saltándose todas las normas.
El problema no es el señor Hermosilla u otros abogados y lobbystas de la plaza, ellos son el efecto de un diseño que se ha tolerado y que hoy ha quedado explicitado, causando sorpresa, espanto, molestia y silencio, dependiendo del grupo del que hablemos.
Hace rato que demasiadas cosas parecen un simulacro en Chile. Aquello debería revisarse, para ir al fondo, corregir lo necesario, pero sin pretender quemar las naves e iniciar otra locura de refundarlo todo.
Es posible, claro que sí, pero habrá que estar dispuestos a mirarse en el espejo, a riesgo de seguir cayendo en este espacio y otros, porque aún estamos muy lejos de tocar fondo.