Alerta por drogas y el alcohol
En los últimos años se ha verificado un alza sostenida en el consumo por parte de los segmentos juveniles en el país.
Beber alcohol en exceso y el uso de drogas son patrones de conducta que tienen cada vez más presencia en los jóvenes. Ese abuso conlleva también la aparición de la violencia y, en ocasiones, el riesgo de caer en delitos. Entre las causas que llevan a los jóvenes a este consumo se conjugan varios factores, como baja autoestima, escasa percepción de riesgo, un medio familiar disfuncional o la necesidad de aceptación y pertenencia a determinados grupos, ante el abandono de los padres.
Informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han dicho que Chile es el país latinoamericano con los índices más elevados de ingesta de alcohol per cápita. Existe un consumo anual de 9,6 litros de alcohol puro por persona. Si bien los hombres son mayores consumidores, con 13,9 litros al año, las mujeres han avanzado rápido, para llegar a 5,5 litros.
Las cifras de ingesta de drogas en los adolescentes y niños son alarmantes. Ha habido un aumento muy importante del consumo juvenil a partir del año 2000, a la vez que el uso se realiza cada vez a más temprana edad, con compras que no sólo se efectúan en los barrios, sino también cerca de los establecimientos educacionales.
Muchas veces, un medio familiar deteriorado hace que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas. Lamentablemente, el abuso del alcohol y las drogas conlleva en ocasiones la aparición de la violencia y el riesgo para los jóvenes de caer en alguna acción delictual con el fin de conseguir dinero y proseguir en el vicio. Se estima que el consumo y la adicción tienen que ver con falta de comunicación de los padres y con falta de percepción de afecto de los niños.
Es evidente que los jóvenes hoy están más expuestos a la oferta de drogas y de alcohol, ya que la distribución se ha ramificado por todas partes y se encuentra, tal como lo revelan las intervenciones y decomisos, incluso en las cercanías de los centros de estudio, en los lugares donde van a divertirse o en los barrios donde viven.
Es preocupante el incremento del consumo de marihuana, mientras que paralelamente han disminuido los índices de percepción de riesgo que tienen especialmente los niños y jóvenes acerca de los daños que provoca su uso.