Un maduro Andrés Calamaro sacó a relucir los éxitos de una era previa al cambio de milenio
"GIRA 1999". El argentino trajo bajo el brazo los temas conocidos y no tan conocidos de "Honestidad Brutal", disco clave para el rock en español.
Los años no pasan en vano para Andrés Calamaro. La noche de este jueves el argentino puso sobre el escenario del Arena Puerto Montt su experiencia acumulada en 63 años de vida y 47 de carrera, la que arrancó junto al grupo "Raíces", en 1977.
Y en el público eso se notaba. Tal como ha sido la tónica en la mayoría de sus visitas a Chile, la cancha estaba plagada de sillas, con un respetable no dispuesto a ver un show de pie.
La promesa del autodenominado "Salmón" era repasar sus hits de la época previa al 2000. Y la oferta se cumplió, gracias a un setlist rico en temas de un disco clave para el rock en español: Honestidad Brutal, de 1999 ("Gira 1999" se denomina el espectáculo) . Además del sonido de las guitarras, también hubo una alta dosis de blues, funk y algo de tango. Así, la noche del jueves brillaron canciones como "El día mundial de la mujer" -con la que abrió los fuegos-, "Más duele", "Cuando te conocí", "Eclipsado" y "Te quiero igual". Con esa propuesta quedaba claro que el concierto agendado en Puerto Montt no era para un público casual, sino que para aquellos que tenían ganas de repasar una época de oro y prolífica para Calamaro, en lo artístico, claro está, y lejos de sus canciones más conocidas y radiales.
Por ejemplo, esos casuales echaron en falta su historia junto a "Los Rodríguez", con canciones como "Sin documentos", "Hace calor" o "Dulce condena", esta última recordada por una telenovela de Canal 13. El único guiño para aquellos que fueron por los singles fue la infaltable "Flaca", que hizo cantar a todos los fanáticos que llegaron al recinto ubicado en la calle Egaña de la capital regional. En temas sólo para fanáticos estuvieron "All you need is pop" (El Salmón, 2000) y "Con Abuelo", de Honestidad Brutal, en honor al desaparecido Miguel Ángel Peralta, otrora líder de "Los Abuelos de la Nada", agrupación dueña de clásicos como "Mil horas" y "Sin gamulán", composiciones que tampoco fueron parte del repertorio.
Otros puntos altos de la noche fueron sus interacciones con el público, donde destacó la condición de Chile como semillero de escritores, con dos Nobel de literatura, más la enorme huella que dejaron Nicanor Parra y Vicente García-Huidobro. También tuvo elogios y un recuerdo para Violeta Parra (incluso se aventuró con un breve "Gracias a la vida"), Los Jaivas, Los Prisioneros y Los Bunkers. Cuando ya quedaba poco, el público corrió las sillas para bailar con la cumbia "Tuyo siempre" (El Salmón, 2000) y sufrir con "Paloma", una de las baladas con tufo barra brava que jamás falta en un concierto de Andrés Calamaro y que esta vez el argentino cedió el micrófono para dejar cantar a la fanaticada.
Noche redonda, cerrada con un bis que tuvo a "Estadio Azteca" y "Los chicos" como cierre. Siempre defensor de la cultura taurina, en la despedida emuló con su chaqueta y una baqueta del baterista como si fuera un torero, mientras los incondicionales se atrevieron con unos "Olé". Escena surrealista, pero perfecta para cerrar una noche que evocó un mundo carente de la corrección política imperante. Esa fue la "Gira 1999" en Puerto Montt.
Las próximas presentaciones de Calamaro en Chile incluían una presentación anoche en Temuco, en el Gimnasio Olímpico de la UFRO; el 15 de octubre en Concepción y 18 y 19 de octubre en el Teatro Caupolicán, de Santiago. Como único "pero", llamó la atención en la zona numerada la venta de entradas duplicadas en las primeras filas, lo que fue solucionado caso a caso con los implicados. A su favor esas primeras ubicaciones no estaban completas. Para no olvidar.