Vacas lecheras serán alimentadas con algas hawaianas para combatir cambio climático desde Los Lagos
INVESTIGACIÓN. Estudio intentará establecer el aporte de un suplemento en la disminución de producción de gas metano por parte de los vacunos que se alimentan vía pastoreo en la región.
La doctora en Ciencias Animales, Camila Muñoz, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Remehue, liderará un estudio innovador en la Región de Los Lagos, que investigará el uso de algas rojas de la especie Asparagopsis taxiformis, como aditivo en la alimentación de vacas lecheras.
Estas algas, cultivadas específicamente y traídas desde Hawai, podrían convertirse en una solución clave para reducir la emisión de metano en los planteles lecheros de Chile, un reto urgente en la lucha contra el cambio climático.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Coalición Clima y Aire Limpio señala que el metano tiene un potencial de calentamiento 80 veces mayor que el dióxido de carbono en un horizonte de 20 años, subrayando la relevancia de esta investigación para el futuro del sector agropecuario chileno.
El trabajo de Muñoz durante la última década en el Inia se ha centrado en evaluar diversas estrategias nutricionales "antimetanogénicas", contribuyendo a la lucha contra el cambio climático en la producción de alimentos, especialmente en aquellos basados en proteínas de origen animal.
Este nuevo estudio buscará determinar la eficacia de "Asparagopsis taxiformis" como suplemento en las dietas de vacas lecheras a pastoreo.
Esta especie contiene bromoformo, una molécula con propiedades antimetanogénicas que ha sido bien documentada, aunque hay pocos ensayos globales que evalúen su uso en condiciones de pastoreo.
Asimismo, la investigación se enfocará en asegurar que el consumo periódico del alga sea bien tolerado por los animales y que no interfiera negativamente en la cantidad y calidad de la leche producida.
El pastoreo es el método de alimentación predominante en Chile, lo que añade un componente crucial a la investigación. "La primera evidencia del uso de algas marinas silvestres se registró de manera casual en Canadá, donde un investigador notó que las vacas eran más productivas y emitían menos metano al ser alimentadas con ellas", comentó Muñoz. Posteriormente, el mismo investigador identificó