Tras 44 años en silencio volverá a sonar reloj de la Torre Campanario
PATRIMONIO. Construido en 1860 por el relojero francés Jean Paul Garnier, fue donado a los jesuitas de Puerto Montt en 1905. Hasta 1935 daba la hora oficial calculada con un sextante solar. Desde entonces fue operado por el hermano Antonino Martínez, quien fue el encargado de darle cuerda hasta 1980.
Jean Paul Garnier fue un mecánico y relojero francés que se hizo célebre en el siglo XIX por dotar a todas las estaciones de trenes de Francia de un preciso reloj. Su completa colección es exhibida actualmente en un ala completa del Museo de Louvre, en París, y una de sus piezas adorna además una réplica de la famosa torre construida por el propio Gustave Eiffel en la plaza Montecristi de República Dominicana. Así es, la Torre de Eiffel tiene una hermana gemela en el Caribe.
No obstante, pocos saben que una de sus creaciones -fabricada en 1860- ocupó por varios años un espacio en la iglesia San Ignacio de Santiago, hasta que en 1905 fue donada a la comunidad jesuita de Puerto Montt. Desde entonces, el reloj de Garnier ha estado a la vista de los puertomontinos en la torre campanario del Colegio San Francisco Javier (declarada Monumento Histórico en 1997), en la cima del cerro del mismo nombre.
Esta verdadera pieza de la historia estuvo a cargo del hermano Jesuita Antonio Dreimuller, quien hasta 1935 fue el encargado de calibrar el reloj mediante el uso de un sextante solar y así daba la hora oficial a toda la ciudad. Posteriormente, el responsable de dar cuerda al reloj por 45 años fue el hermano Antonino Martínez, quien asumió la tarea entre 1935 y hasta 1980, cuando fallece. La partida del jesuita coincidió además con algunas fallas mecánicas y el desgaste de sus piezas originales, por lo que el tiempo literalmente se congeló en la torre del Campanario.
Desde entonces, y salvo contadas ocasiones especiales como el año 2010, el reloj del campanario y su respectivo carillón dejaron de dar la hora y emitir sus características campanadas a la ciudad de Puerto Montt.
Eso hasta este sábado, cuando fruto de un trabajo de 6 años llevado a cabo por un ex alumno del Colegio San Francisco Javier, quien además es el actual administrador de la iglesia y el cerro Campanario, Iván Brauning Salazar, el reloj volverá a la vida y su particular tonalidad será escuchada por nuevas generaciones.
Proyección de futuro
Según expresó el superior de la Comunidad Jesuita local, Padre Pablo Castro Fones S.J., en la recuperación de esta pieza se mezclan dos intenciones principales. "Uno es por el amor al patrimonio y a la ciudad, al legado histórico que dejaron los jesuitas. Ahí hay un cariño, un vínculo y como una deuda con esa herencia. Y la segunda es porque había una persona interesada y con las capacidades para repararlo. Porque si no también era una misión casi imposible", dijo.
Esa persona idónea resultó ser nada menos que el propio administrador del Campanario, quien con un buen conocimiento de matemáticas y aprovechando las tecnologías, o sea, buscando tutoriales en YouTube e información en internet, inició un trabajo de restauración que le tomó 6 años, sólo interrumpido por la pandemia.
"Esto nace de la inquietud de poder recuperar el reloj y también proyectarlo a futuro. Porque si bien estaba en condiciones regulares, no funcionaba de manera adecuada, tampoco en forma completa. Y se conversa con los propietarios, con la Compañía Jesús, con los sacerdotes jesuitas, la posibilidad de retirarlo y empezar a trabajar", detalló.
Y el trabajo no fue nada sencillo, pues implicó desmontar un reloj monumental, bajarlo del cerro, instalarlo en un lugar idóneo y empezar a hacer los cálculos, dibujos y ajustes matemáticos correspondientes para poder mandar a fabricar piezas que faltaban o