Adultos mayores en el abandono
El triste caso que ocurrió en Alerce es una muestra de los escenarios posibles en el mediano plazo.
Profusamente se ha venido hablando en el último tiempo del progresivo proceso de envejecimiento de la población chilena, con todos los desafíos que ello implica en cuanto a materia de pensiones, acceso a la salud, acompañamiento, movilización y brecha digital, por mencionar sólo algunas de las áreas de interés para este segmento. La modificación de la composición etaria del país, con un brusco descenso de la natalidad y notorio aumento en la expectativa de vida, con indicadores por sobre la media en este aspecto para América Latina, está llevando a que Chile, a diferencia de las décadas anteriores, prontamente se va a convertir en un país con una alta proporción de de adultos mayores.
Este tránsito requerirá una mirada preferente del Estado, pues producto del individualismo imperante y de la disgregación familiar, cada vez será más frecuente encontrar ejemplos de adultos mayores que viven en soledad o que son escasamente visitados por sus familiares o cercanos, tal cual está ocurriendo hace tiempo ya en el continente europeo. Y de la soledad al abandono hay un corto trecho que derivará en muchos casos en problemas de salud de los adultos mayores, en especial con episodios de depresión y ansiedad que les hará vivir de forma poco digna los años que se supone son para descansar y disfrutar del esfuerzo hecho en su época laboralmente activa.
Un triste ejemplo de esto último sucedió esta semana en Alerce, donde un adulto mayor del que no se tenía noticias por semanas, fue hallado muerto al interior de su vivienda. Sólo el olor que emanaba desde su casa alertó a los vecinos, quienes llamaron a Carabineros. Los efectivos policiales ingresaron a la fuerza al inmueble y se encontraron con la penosa constatación de que había fallecido hace ya tres meses.
Los vecinos relataron que en ese período, no se observó la visita de familiares ni de sus cercanos, dejando patente así un escenario que sólo se irá incrementando a futuro y para el cual el Estado aún no está preparado. "Definitivamente no damos abasto para llegar a toda la población que está viviendo sola", admitió la directora regional del Senama a propósito de este caso, reflejando con ello la enorme tarea que hay para mejorar las políticas públicas de cuidado a esta población y el deber también de la sociedad para que no deje solos a quienes ya lo dieron todo.