Capital de las incivilidades
El indecoroso top 1 de Puerto Montt en un estudio nacional de fenómenos antisociales es el legado de años de mala administración.
Bastante poco edificante fue constatar que Puerto Montt, la puerta de entrada a la Patagonia, se ha instalado como la peor ciudad del país en lo que se refiere a la proliferación de delitos, faltas e incivilidades, como lo demostrara un estudio elaborado por la Universidad del Desarrollo, a partir de datos del Centro de Estudios y Análisis del Delito de la Subsecretaría de Prevención del Delito. Aunque el informe contiene muchos datos, el relevante para este territorio es que, analizando las cifras del año 2023, Puerto Montt alcanzó el primer lugar del país al comparar la cantidad de estos fenómenos antisociales según la cantidad de habitantes: 13.558, ¡por sobre los 12.916 de Santiago y los 12.228 de Concepción!
Aquí no se está hablando de asesinatos, sicariatos, encerronas, turbazos o portonazos, pues el tercer concepto mencionado, el de las incivilidades, abarca un muy amplio espectro que no alcanza a configurarse como delito propiamente tal -de acuerdo a lo que han reseñado las autoridades, casi como desperfilando su relevancia-, pero que efectivamente, con su reiteración, terminan haciendo mella en la calidad de vida de los ciudadanos y horadando la sensación de seguridad. Hay incivilidades, con las carreras clandestinas que rompen la tranquilidad de las familias durante la noche, con el consumo de alcohol y droga en la vía pública, con el lanzamiento de pirotecnia, con las casas okupa y con las fiestas clandestinas, por nombrar los casos más recurrentes en la ciudad.
La desdorosa ubicación de Puerto Montt no es el resultado de un mal día o la conjunción de los astros. Tristemente, es el producto de un extenso gobierno comunal de la ciudad que hizo del asistencialismo su gran marca de gestión, olvidando que la falta de orden y control en las calles, o de planificación, si se quiere, terminaría corriendo el cerco en sentido negativo al derecho al libre tránsito de las personas.
La nueva administración municipal tiene una enorme responsabilidad sobre sus hombros, cual es la de revertir esa sensación de "capital de las incivilidades" en que se ha convertido Puerto Montt. Sin desmerecer las otras urgencias que hay, es crucial que el puertomontino sienta que puede caminar por el día o descansar en la noche, sin tener que estar conviviendo con fenómenos que aunque pudiesen calificarse de menores en el gran arco delictivo que se ha instalado en el país, llevan a que las familias se encierren todavía más de lo que ya están. La capital de Los Lagos no se merece estar encabezando ese ranking.