Estadounidense compra un pueblo deshabitado en España y le cambia la vida
SOÑADO. Tiene 44 casas y le costó menos que un departamento en Vitacura.
Efe
Apenas sabe hablar español y hasta hace unos meses nunca había estado en Europa, pero navegando por internet vio que había en venta un pueblo deshabitado de la España vacía, en la provincia de Zamora y eso ha cambiado la vida del estadounidense Jason Lee Beckwith.
Compró por 310.000 euros (313 millones de pesos), menos de lo que vale una vivienda en muchas ciudades españolas o menos de lo que cuesta un departamento en Vitacura, toda una aldea de la Raya, la zona fronteriza con Portugal, a menos de cuarenta kilómetros de la ciudad de Zamora: "Aunque suene a loco, supe que ese era mi futuro", confiesa a Efe.
Él y su mujer serán los primeros empadronados de los últimos veinte años en Salto de Castro, un idílico poblado hidroeléctrico con cuarenta y cuatro viviendas, hospedería, bar, piscina, iglesia, un antiguo cuartel e instalaciones deportivas. Entró en desgracia en 1989 al automatizarse el funcionamiento de la presa y trasladarse la mayor parte de los trabajadores que lo habitaban.
El californiano Jason Lee Beckwith explica que, tras toda una vida trabajando en una imprenta, su trayectoria laboral dio un giro hace seis años, cuando en su país montó un pequeño negocio de bed and breakfast que tuvo éxito y luego lo traspasó para tomarse un año sabático.
De casa cueva a pueblo
Luego pensó abrir otro establecimiento hotelero e inicialmente buscó sitios en Estados Unidos, pero su mujer, que es brasileña, le propuso que mirase también algo en Portugal. De ahí pasó a plantearse comprar una casa cueva en Granada, España, hasta que se topó con la noticia de que había un pueblo a la venta en la frontera entre España, que sufre un grave problema de despoblación rural, y Portugal.
"Fue como si se encendiera un interruptor en mi cabeza", asegura antes de explicar que siguió buscando otras propiedades, pero que cada vez le rondaba más fuerte la idea de comprarlo.
Para que se lo quitara de la cabeza, su esposa lo animó a viajar a España -él nunca había cruzado el Atlántico- para ver el pueblo y convencerse de que "aquello era demasiado, un pueblo entero, demasiado trabajo", recuerda ahora.
"Tan pronto como empecé a caminar por las calles y ver a mi alrededor todas las ruinas desmoronadas supe que ese era mi futuro", recuerda.
Hotel y albergue
Tras formalizar la compra a finales del año pasado, regresó a España. Y recién llegado a la estación de trenes de Zamora, detalla sus planes de futuro para Salto de Castro, donde tiene intención de ir a vivir a finales de año con su mujer.
Su idea es abrir un hotel, un albergue, departamentos de temporada, espacio para nómadas digitales y casas de arriendo de larga estancia, "algo para los bolsillos de todos".
5 millones de inversión
Pero todo el proyecto lo desarrollará poco a poco, porque la obra es mucha y calcula que la inversión pueda ascender a cinco o seis millones de euros.
Lo primero que quiere rehabilitar es la iglesia, para acoger todo tipo de ceremonias, la piscina y uno de los edificios.
La vuelta a la vida de Salto de Castro pretenden llevarla a cabo conservando la arquitectura original y la armonía con el entorno de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica, donde se ubica. "Nunca va a cambiar y eso me encanta, no vamos a construir Disneyland", aclara.
Tampoco tiene a los californianos ni a los estadounidenses como público objetivo para el proyecto hotelero, sino que lo plantea principalmente para los españoles, aunque todo el mundo será bienvenido.
Amor por España
"Amo a España y esto es lo que puedo hacer para ganarme mi lugar", asevera para añadir que su "misión" es recuperar, con el tiempo, ese pueblo zamorano.
Su idilio con Salto de Castro también lo ha llevado a mostrar orgulloso un tatuaje del brazo con el nombre de 'Don Castro', para que la tinta indeleble le permita ver a diario el sueño que está cumpliendo y el nuevo rumbo que ha dado a su vida.