Marcelo Galindo
Después de tres meses de intenso tratamiento, una niña de tres años, que sufrió de una patología poco frecuente, inició el proceso de recuperación en el Hospital de Puerto Montt, donde se logró reconocer la enfermedad que afectaba la menor.
Marilú Ojeda recuerda como la peor noche de su vida la del pasado 25 de noviembre, cuando su hija menor, Alondra, sin causa aparente perdió la movilidad de su cuerpo.
En un lapso de 18 horas, la niña evolucionó a una parálisis general, que le impedía levantar su cabeza, hablar e incluso respirar, lo que motivó su traslado de urgencia desde Calbuco hasta Puerto Montt.
Momento crítico
Detalló que la pequeña "comenzó a convulsionar, le salía espuma por la boca. Debido a su estado, decidieron trasladarla en ambulancia al Hospital Puerto Montt. Al llegar a la Urgencia, Alondrita ya no movía ninguna parte de su cuerpo. Le tomé la mano a mi otro hijo y le dije: 'Mi niñita se va a morir'", mientras el equipo médico de Urgencia resolvió su ingreso a la Unidad de Paciente Crítico (UPC) Pediátrica.
En dicha unidad, el médico intensivista pediátrico, Felipe de Amesti, recibió a Alondra, comenzando así una carrera contra el tiempo para, primero, dilucidar qué cuadro había causado la parálisis y qué acciones seguir para estabilizarla e impedir que empeorara, lo que eventualmente le hubiera ocasionado su fallecimiento, de acuerdo a lo que comentó el profesional, quien conjeturó inicialmente de un Síndrome de Guillain-Barré.
"Estábamos de acuerdo con esa primera sospecha diagnóstica inicial, pero ella venía sin capacidad de tragar, de toser; por lo tanto, era necesaria ayudarla a respirar y proteger su vía aérea. Rápidamente tuvimos que entubarla, dado que ingresó en riesgo vital. Afortunadamente, logramos estabilizarla y conectarla a un respirador mecánico", precisó el profesional.
Resonancia
Sin embargo, reconoce el intensivista, "los exámenes neurológicos orientaban hacia una parálisis flácida aguda, pero que su presentación fue muy agresiva. Eso nos hizo considerar otras posibilidades diagnósticas, más allá de un Síndrome de Guillain-Barré".
En ello, se incluyó el trabajo multisectorial del equipo de la UPC Pediátrica, kinesiólogos, enfermeras y TENS, con especialistas médicos.
De Amesti explicó que a través de una resonancia magnética "pudimos evidenciar que la médula de Alondra estaba inflamada en un tramo extenso, sugiriendo que se trataba de un tipo de enfermedad autoinmune, por lo que la plasmaféresis fue el tratamiento a elección. Iniciamos la terapia de recambio plasmático a lo que se le agregó aplicación de corticoides en altas dosis".
Evolución
Al cabo de tres semanas, Alondra comenzó a responder al tratamiento. Un pequeño movimiento de hombros fue el inicio de una recuperación en su movilidad corporal. Hoy, ya puede mover su cabeza y está desconectada del ventilador mecánico e incluso hablando y sonriendo con funcionarios de la UPC Pediátrica.
"Ella ha estado con nosotros un tiempo prolongado. Pero, este tiempo -que originalmente fue bien difícil, bien complicado para ella, en particular para su familia y por supuesto que para el personal de cuidados intensivos-, se ve coronado con esta evolución", expuso Miriam Muñoz, médico jefe de esa unidad.
Agregó que se ha formado "un lazo afectivo increíble", que se ha manifestado con "todo el cariño que implica estar con ella diariamente, por parte de todo el equipo de profesionales de nuestra unidad".
Rehabilitación
Luego de cumplir tres meses internada en dicha unidad hospitalaria, Alondra volvió a ser la niña risueña, fanática de "Pepa Pig"', cuyo caso representó un desafío para el equipo de profesionales de ese centro asistencial.
"Ha sido desafiante, complicado originalmente. Pero ahora, que ya estamos en una etapa más de tierra firme respecto de la evolución de su enfermedad, estamos contentos con la progresión favorable que ha tenido. El equipo está muy contento del deber cumplido", aseveró Muñoz.
Mientras que De Amesti añadió que "tenemos que seguir trabajando, enfocados en su rehabilitación. En el mundo pediátrico, este aspecto es muy bonito, porque tiene mucho componente lúdico, lo que involucra salir a pasear, jugar, para lo que el equipo de rehabilitación juega un papel muy importante a través de sus pautas de trabajo", evidenció.